La invasión rusa a Ucrania, el aumento de los precios de la energía, la polarización política alrededor de cuestiones de ESG principalmente en los Estados Unidos y otros puntos de estrés, conforman una tormenta perfecta que desafían las metas de reducción de carbono y aumentan el imperativo de que las empresas obtengan su licencia social, señaló el Instituto Reuters.
De acuerdo con su informe “ESG bajo presión” indicó que reguladores, ambientalistas e inversores vigilarán más atentamente las acciones de las empresas para combatir el cambio climático y gestionar problemas sociales.
Con ello se espera también que se acelere el uso de créditos de carbono, creando un mercado estimado en USD50 mil millones para 2030. Destacando la priorización de los valores corporativos en las empresas que cerraron operaciones en Rusia ante su invasión a Ucrania, y los avances de la Unión Europea y el Reino Unido en la revisión de indicadores adversos - tanto ambientales como en términos de diversidad en juntas directivas y equidad salarial - para mejorar la transparencia y dirigir el capital hacia negocios más sostenibles.
“ESG no solo plantea un riesgo regulatorio y reputacional para las empresas, hoy no podemos ignorar que puede afectar desde el modelo de negocios, la estrategia, la atracción y retención de talento, hasta el acceso a la inversión e impacto en los estados financieros.
Por ello, alinear las operaciones a los criterios de ESG es fundamental para garantizar el futuro del negocio” dijo Adrián Fognini, Managing Director, Thomson Reuters, América Latina.