Pese a los problemas de ciberseguridad que existen en el mundo, la mayoría de los supervisores financieros de 51 países de mercados emergentes y economías en desarrollo no han introducido normas de ciberseguridad ni han creado recursos para hacerlas cumplir, señaló una encuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo con expertos en seguridad cibernética de Bishop Fox, entre los ataques más comunes se encuentra el ransomware; tan solo en 2021 el 55% de los servicios financieros fueron atacados así, lo que provocó que los pagos por este motivo se duplicaran en las organizaciones hasta en un 52%.
Asimismo, el Centro de Análisis e Intercambio de Información de Servicios Financieros (FS-ISAC, por sus siglas en inglés) resaltó que el sector financiero experimenta un aumento de exploits de vulnerabilidades por la expansión de la superficie de ataque, y como el malware, el acceso, el código y soporte técnico están a la venta, los atacantes tienen más accesos a estas amenazas u pueden comprar o vender vulnerabilidades.
Pero eso no es todo, pues de acuerdo con los especialistas de Bishop Fox, ningún sector está “a salvo del phishing por correo electrónico”, aunque los financieros fueron los más atacados en 2022.
En ese sentido, el evangelista en ciberseguridad de Bishop Fox, Beth Robinson, compartió que "el sector financiero mundial es uno de los objetivos más codiciados por los ciberdelincuentes”, por ello es necesario que se empiecen a tomar “medidas de seguridad proactivas para defenderse” y resguardar la información de los clientes, así como cuidar la reputación de las organizaciones.
Y es que las compañías también se enfrentan al ataque DDoS, el cual va dirigido a un sitio web ordinario, pero en los servicios bancarios puede provocar pérdidas de ingresos y reducción de servicios, la tasa de ataques en este rubro ha aumentado en un 22% mediante la extorsión.
Además también existe el fraude de cuentas nuevas, donde los ciberdelincuentes llevan a cabo un tipo específico de robo de identidad, un tipo de fraude que aumentó 109% luego de que se roba la información de las víctimas para desarrollar una identidad falsa y así usar estos datos, para crear direcciones de correo electrónico y números de teléfono y engañar a las empresas.
