¿México podría tener urnas electrónicas?
En un sistema electrónico hay temor de que se alteren los resultados por parte de los organizadores, el gobierno o los piratas cibernéticos
Corporativo
El uso de tecnología e internet en las actividades cotidianas aumenta día a día, pero hay un aspecto en el que pareciera que su penetración es un poco tambaleante, las elecciones, señaló RX.
Explicó que en México se utilizará parcialmente o de manera paralela, en las próximas elecciones del Estado de México, el próximo 4 de junio.
Al respecto, señaló algunas ventajas que ofrecen los sistemas electrónicos para votar:
celeridad en el proceso
ahorro de recursos en logística y material desechable
menor carga de trabajo para funcionarios electorales
posibilidad de votar desde cualquier lugar y no en una casilla específica
rápida obtención y difusión de resultados
No obstante, aclaró, también hay desventajas en un proceso electrónico:
altos costos de los equipos que deben instalarse en las casillas para el proceso
probabilidad de manipulación si no se toman medidas de seguridad adecuadas
escasa confianza de los electores y partidos políticos
Señaló que este último es precisamente el principal escollo para implantar este tipo de sistemas, pues en una elección tradicional se cuentan los votos físicos para verificar los resultados, mientras que en un sistema electrónico hay temor de que se alteren los resultados por parte de los organizadores, el gobierno o los piratas cibernéticos que pudieran afectar el proceso.
“Es decir, aun con tecnología de punta, existe la posibilidad de algún imprevisto por los riesgos del sistema o por el uso de los dispositivos electrónicos, por lo que se debe contar con un plan de respuesta que contemple un mapa de riesgos con soluciones inmediatas para no impactar el proceso, además del apoyo de sistemas y especialistas forenses tecnológicos que puedan aclarar los hechos ante la opinión pública, junto con las autoridades electorales”, detalló.
Por ello, indicó que para su implementación es indispensable que el sistema realice la autenticación de los votantes para confirmar que quien se presenta a votar sea quien dice ser, a través de biometría dactilar, facial y prueba de vida; así como protocolos criptográficos que aseguren la separación de los datos del votante y del voto emitido, ya que se debe mantener la secrecía del voto, el cual no debe quedar relacionado con los datos de quien lo emitió.
Ya que se debe asegurar la precisión del proceso, se tiene que cifrar la transacción para evitar que pueda ser alterada y para contribuir a la transparencia en el conteo y los resultados de la votación, aunque existen plataformas desarrolladas para llevar a cabo este tipo de procesos que cumplen con las garantías electorales de mantener la privacidad y el anonimato.
Cabe destacar que la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad de EE.UU., país que en 2016 posibilitó que 80 millones de personas votaran electrónicamente, realizó en 2020 un estudio para evaluar el riesgo cibernético de la infraestructura electoral, encontraron varios problemas con el sistema de votación electrónica de ese país que deben tenerse en cuenta.
Concluyeron que, si bien sus sistemas electorales integran infraestructuras y controles de seguridad, todos son potencialmente vulnerables a los ataques cibernéticos sofisticados, y aunque el riesgo es bajo, se deben tener planes de control y respuesta a incidentes porque las campañas de desinformación, en conjunto con los ataques cibernéticos, pueden entorpecer los procesos electorales y debilitar la confianza del público en los resultados de las elecciones.
Como se mencionó con anterioridad, en México se están implementado sistemas para votaciones electrónicas, por lo que se está a tiempo de aprender de las experiencias de otros países para ofrecer a los ciudadanos confiabilidad y certeza en la utilización de herramientas digitales para la votación, asegurando que el voto sea libre, secreto, individual, personal e intransferible.
Para ello, es imprescindible prevenir todo tipo de vulnerabilidades, tanto en el proceso como en los equipos de las casillas en donde se lleva a cabo la votación adoptando las mejores prácticas, implementación de controles, planes de contingencia, y auditorías previas a los sistemas para verificar su buen funcionamiento.