Una de las bases fundamentales para lograr el éxito en la comunicación y sus estrategias es conocer a la audiencia. Esto es más que un mantra del sector, es una realidad incuestionable que, hoy más que nunca, cobra relevancia en un mundo donde el consumidor espera ser entendido, escuchado y, sobre todo, sorprendido con una experiencia personalizada.
La audiencia es amplia y variada, por lo que quienes nos dedicamos a la comunicación y las empresas debemos de entender que es esencial hablar de forma directa, lo que implica estudiar y segmentar sus características con el fin de diseñar estrategias más efectivas. Hoy en día tenemos que ir más allá del “buyer persona” y alejarnos del riesgo de ignorar este paso, porque deriva en la irrelevancia y en perder nuestro mensaje en el mundo de información que abunda en todos los canales de comunicación.
Si de comunicación se trata, muchas de las veces menos es más. Hoy en día, diversas herramientas nos permiten adentrarnos en las particularidades de un público, indagar y desmenuzar. Desde el poder de plataformas como Google Analytics hasta los valiosos estudios de mercado, las empresas tienen al alcance un sinfín de datos que nos permiten conocer en detalle a quien estamos lanzando nuestros mensajes.
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El ineludible Google Analytics nos ofrece una radiografía de los usuarios: datos demográficos, intereses, dispositivos que usan, y más. Estas estadísticas son más que números, son nuestra base para la toma de decisiones y la planificación estratégica, así como la evaluación de ella. ¿En realidad nos enfocamos en los datos que importan o seguimos mirando el volumen?
En este sentido, las redes sociales también se han convertido en aliadas fundamentales para entender a la gente. Plataformas como Facebook, X (antes Twitter), LinkedIn e Instagram nos permiten la interacción directa con los usuarios, y nos proporcionan datos valiosos sobre sus intereses y comportamientos. Hoy en día tenemos que mirar más allá del número de seguidores, de la cantidad de reacciones y comentarios. La información relevante está más allá de esas estadísticas; con esta información, las empresas pueden afinar aún más su puntería y dirigir los mensajes de manera más precisa.
Segmentar la audiencia es importante para lograr una comunicación efectiva y personalizar los mensajes según las características de cada grupo es la clave para generar un mayor impacto. La tasa de conversión de campañas dirigidas a una audiencia bien segmentada remunera más que una gran inversión de comunicación masiva.
La personalización va más allá de un extra, es una expectativa del consumidor. Un estudio de McKinsey & Company destaca que más del 71% de los consumidores esperan experiencias personalizadas, y el 76% se siente frustrado si no las recibe. Esta realidad nos plantea un desafío: las empresas que no personalizan su comunicación están, básicamente, ignorando lo que sus audiencias demandan.
El reto de hoy está en interpretar los datos que nos permiten conocer a fondo a la audiencia, y hacerlo de manera constante. Las personas cambian, los comportamientos evolucionan, y con ellos, las estrategias deben adaptarse. En esta era donde las tendencias de comunicación fluctúan con rapidez, mantenerse relevante implica una actualización continua con el público.
Al final del día, diseñar estrategias a la medida de la audiencia es lo más recomendable, y es también imprescindible. Las empresas que lo logran pueden ver un aumento en sus ingresos de hasta un 15%, según McKinsey. Esto se traduce en mayor engagement, fidelización y, lo más importante, en una conexión real con el público.
¿En verdad las empresas estudian a sus audiencias? Conocerla es solo el primer paso en la creación de una estrategia de comunicación. El eje sobre el que debe girar toda estrategia de comunicación es la profundidad y la continuidad con la que se estudia a la audiencia. Solo con un conocimiento profundo de estas se pueden crear experiencias personalizadas que, al final, son las que marcarán la diferencia en el éxito de la campaña de una marca o empresa.