Por qué incentivar la cultura financiera en jóvenes

Muruzábal subrayó que hoy el mercado es mundial y México es un gran ejemplo de su aportación de servicio y tecnología

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 .  (Foto: iStock)

Miami, Fl. Junior Achievement (JA), la organización más grande a nivel mundial dedicada a inspirar y preparar a los jóvenes para su futuro económico, cumple 100 años de impulsar iniciativas enfocadas en emprendimiento, educación financiera y preparación para el trabajo, de activar a los jóvenes para los empleos del futuro.

La ONG trabaja en 30 países del continente. En la región de Latinoamérica y el Caribe está presente desde 1970 y beneficia a más de 1 millón 100,000 estudiantes anualmente. En México, en el último año, trabajó con 132,000 alumnos y más de 7,000 voluntarios corporativos. En total son 5 millones de estudiantes entre seis y 23 años los que han cursado sus programas.

Leo Martellotto, presidente de JA Americas, compartió con El Economista que “la idea es que tengamos jóvenes despiertos, comprometidos a usar de la manera correcta la tecnología y que sepan lo básico de la educación financiera.

“Creemos que antes de llegar a esa instancia donde nos metemos en habilidades más técnicas y duras, hay que tener una base con habilidades blandas (interpersonales, sociales, de comunicación, rasgos de la personalidad, atributos profesionales, inteligencia social y emocional), que son llamadas así pero que son las que van a impedir que las máquinas nos den la vuelta”.

Asegura que la relevancia de una iniciativa de desarrollo social como JA se va a dar por los resultados concretos. “La pregunta es, ¿esta intervención permite cambiarle la vida a un joven?”.

La respuesta es sí. Esto se relaciona con la teoría del cambio, explicó Martellotto: “¿Qué es lo que hay en medio de un proceso de un joven al que hoy le preguntas ¿qué tiene para ofrecer?, y el dice: ‘No tengo nada’, a uno que te dice: ‘Sé que tengo lo que necesito para ser exitoso’”.

En ese punto medio, dijo, la organización ha pregonado tres variables: presentarles personas de carne y hueso con las que se puedan sentir identificados, dejar de lado los modelos de MTV que generan estrellas lejanas y el efecto contrario, frustración.

Que los jóvenes no sean pasivos en el proceso. hoy en día son partícipes y deciden, pero el sistema educativo no tiene esa capacidad de adaptación. Cuando logramos contenidos que despiertan su curiosidad, ellos se apropian. Cuando hacemos permeable la realidad social con lo que pasa dentro de la escuela, empiezan a conectar los puntos y a empoderarse.

Por último, cambiar ciertos mitos que los jóvenes tienen, como lograr las cosas haciendo trampa u optando por salidas fáciles. “Si logramos que los chicos cambien esta mentalidad a una más basada en valores, logramos jóvenes empoderados”.

Cambiar filantropía por soluciones sociales

Martellotto asegura que las empresas han entendido que la filantropía ya no es viable: “La práctica donde la empresa da, la ONG ejecuta y después se entregan números para saber qué se hizo con sus recursos, ya no funciona.

“Las ONG somos capaces de demostrarle a estos socios que el impacto social se conecta de manera directa al negocio principal de la empresa, hoy llamado empresas de triple impacto. Hasta las corporaciones que históricamente estuvieron más enfocadas al beneficio máximo empiezan a entender que, si no maximizan su impacto social positivo, el negocio no se vuelve sustentable e incluso inviable.

“Si JA puede cocrear con los socios ese modelo, ellos están dispuestos, no sólo a poner los recursos sino a sentarse con nosotros y codiseñar soluciones sociales”.

En este modelo, las empresas participan poniendo a los voluntarios, que son los mismos trabajadores. “Con esto ya logramos la integración de dos mundos disociados (sector educativo y privado). Después, cuando se diseña la iniciativa, se hace en conjunto, eso les permite tener una impronta sobre qué se va a lograr, “lo están viviendo en carne propia y son parte del proceso”.

Trabajo en equipo

Para impactar a una mayor cantidad de jóvenes en la región, se realizan diferentes actividades de recaudación de fondos, visibilidad y posicionamiento. Este 28 de mayo se llevó a cabo en Miami el evento en el marco de los 100 años de Junior Achievement, aquí se dieron cita ejecutivos y líderes emprendedores de la región alrededor de una experiencia gourmet, la primera en su tipo que además busca más socios y patrocinadores para beneficiar a la región.

Platicamos con Luciano Macagno, managing director para Delta Airlines en Latinoamérica y el Caribe, y principales patrocinadores para esta edición. “Delta es una compañía que desde sus raíces se ha involucrado mucho con la comunidad, es devolverle una parte del valor que como empresa se toma de la misma”.

Como ejemplo, hace cuatro años se asumió un compromiso público de devolver todos los años 1% de la ganancia neta a las comunidades del mundo a través de diferentes formas de voluntariado y donaciones. Todo por organizaciones sin fines de lucro, que son las expertas en esto. Otro ejemplo es el programa Great Delta Give-Back, en el cual los 80,000 empleados tienen un día pagado, pero que es utilizado para involucrarse en alguna organización o en la comunidad.

¿Por qué JA?: “Tenemos tres grandes focos de trabajo y apoyo: veteranos de guerra, cuidado de la salud y educación. Para este tema somos fieles creyentes de que la educación es la forma de atacar todas las otras necesidades.

“Por ello buscamos a los expertos, JA combina perfecto la propuesta de valor que se ofrece con lo que Delta busca. Además, está en todo el mundo, hay voluntarios en cualquier rincón”. Macagno dijo que son pocas las organizaciones que permiten que uno como empresa se involucre, “esto no es sólo teoría, es un rol práctico, donde nos arremangamos y nos sentimos realmente ricos, es otro nivel de satisfacción”.

También Claudio Muruzábal, presidente para SAP Latinoamérica y Caribe, compartió por qué apostar por los jóvenes y su educación financiera: “El objetivo es ayudar a los jóvenes a ser artífices de su propio destino a través de la educación y de darles competitividad con vivencias que no se tienen en otro lado”.

Estos chicos trabajan en proyectos sociales. El año pasado se basó en ciudades inteligentes y a partir de ahí, las capacidades que se desarrollan son innumerables. Los jóvenes compiten luego a nivel América Latina. El año pasado ganó un proyecto de Venezuela que está dirigido a recuperar animales en situación de calle en las ciudades.

“Nuestro programa no hace otra cosa que generar una vivencia casi empresarial, antes de estar a nivel universitario”, explicó y agregó que las posibilidades que esto genera son infinitas. En América Latina no tenemos quizá acceso a los mismos recursos que pueda haber en otros países; sin embargo, eso lo suplimos con creatividad y productividad. “Con eso he visto muchas veces a jóvenes latinoamericanos y mexicanos que compiten de tú a tú con profesionistas que han tenido otro tipo de educación”.

Muruzábal concluyó que hoy el mercado es mundial y México es un gran ejemplo de su aportación de servicio y tecnología, “quizás a la vanguardia de América Latina y la única forma de hacerlo es con talento mexicano”.

*Con información de El Economista