¿A quién no le gusta comprar? Especialmente cuando adquirimos productos que teníamos mucho tiempo deseando y planeando, ese evento se vuelve importante, incluso nos genera un poco de angustia si es o no el momento adecuado para hacer la operación, si realmente lo necesitamos o si vale la pena el precio que pagaremos por él.
Ese miedo es razonable, en varias ocasiones con el paso del tiempo llegan las promociones y con un poco de paciencia podríamos ahorrarnos unos pesos o mejorar las especificaciones de los productos que se desean comprar.
También puede pasar que después de adquirir el artículo visitemos otra tienda y veamos que tenía un mejor precio, más aditamentos o mayor garantía, arruinando nuestra experiencia.
De ahí la importancia de comparar, si bien el primer ejemplo hacía referencia a compras grandes, este ejercicio nos puede traer mayores beneficios en las pequeñas y cotidianas transacciones, como los víveres.
Existen almacenes que tienen días específicos en los que bajan sus costos o llevan productos exclusivos y de mejor calidad; así como hay centros comerciales que tienen bienes de ciertas marcas con importantes descuentos, aunque no son el último lanzamiento.
Otro factor importante es analizar qué tanto provecho le vamos a sacar y cuánto tiempo nos va a durar, lo último viene acompañado de la responsabilidad de cuidar nuestros productos, pues de nada servirá obtenerlo a un costo muy bajo si en poco tiempo lo tendremos que reemplazar.
Darle mantenimiento, asignarle un lugar y usarlo correctamente serán la clave para que disfrutemos nuestras adquisiciones.