El optimismo reina en la perspectiva financiera nacional, pareciera que el sol ya comienza a salir, pero no a todos convence esta “nueva normalidad”.
De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) aunque la perspectiva para México ante la reactivación sólida en Estados Unidos es favorable, aunque no está exenta de riesgos.
Los datos más recientes de la actividad económica muestran un favorable inicio del año, coincidente con una percepción más optimista sobre el comportamiento de la actividad económica para los próximos meses.
Los indicadores de confianza, tanto del consumidor como empresarial mantienen avances mensuales que reflejan un mayor optimismo, o más bien un menor pesimismo, ya que se mantienen debajo del umbral de lo positivo, después del severo impacto de la crisis sanitaria durante todo el 2020.
“En este contexto, los pronósticos de crecimiento para el presente año continúan al alza. La encuesta más reciente del Banco de México señala un aumento del pronóstico promedio de crecimiento para el 2021, al ubicarse en 4.53%, después del previo de 3.89%”, refirió en una nota económica.
¿Hay obstáculos?
Según el organismo empresarial aún existen dificultades que se oponen a la reactivación económica del país, quizá el más importante, es que se mantiene un elevado nivel de incertidumbre generado por las propuestas y políticas económicas del gobierno y su partido. Esto, al grado de que parecería que el objetivo fuese disuadir la inversión en vez de facilitarla.
De acuerdo con las cifras de la demanda agregada, la inversión física se ha reducido casi 6 puntos porcentuales (pp) del PIB desde el 2008 hasta el 2020 (de 22.8% a 17.3%); 3.0 pp de esa caída corresponden al periodo de 2019 a 2020.
En 2018 la inversión privada representó 17.3% del PIB mientras que en 2020 había caído a 14.7%. La inversión pública también ha declinado de 2.9% a 2.6% en ese lapso. La inversión total cayó 18.3% en 2020, la privada en 19.9% y la pública en 7.8%. Ambos acumularon nueve trimestres con variaciones negativas.
Cifras más recientes indican que en enero del 2021 el indicador de la inversión fija bruta muestra un repunte mensual de 3.3%, aunque su comparación anual reporta una caída de 9.6%, acumulando 24 meses consecutivos a la baja.
En este contexto, la Secretaría de Hacienda envió al Congreso de la Unión el documento de Pre-Criterios 2022, en el que se actualiza el marco macroeconómico y se establecen los objetivos de finanzas públicas para el presente año y el siguiente, con lo que se inicia el proceso presupuestario para el ejercicio 2022.
El marco macroeconómico planteado se aprecia optimista. En el caso del crecimiento económico, se estima que en 2021 el PIB crecerá 5.3%. Para el 2022 se anticipa un incremento de 3.6%, y con ello se alcanzaría el nivel pre-pandemia del PIB.
Sin embargo, lo importante más allá de alcanzar el nivel del producto del 2019, es el estado de la economía con vistas a su desempeño en los próximos años. En primer lugar, la situación del 2019 distaba mucho de ser satisfactoria, con un crecimiento potencial de apenas 2.4%, de acuerdo con su desempeño en los últimos años. Además, la mortandad de empresas, especialmente pequeñas y medianas, ha sido significativa, el empleo dista mucho de ser el de hace un año tanto en cantidad como en calidad, los ingresos de los hogares han disminuido importantemente y los niveles de pobreza van en claro aumento.
El crecimiento para los años siguientes estará limitado por la escaza inversión. Aun cuando el nivel del producto interno bruto alcanzara su nivel en 2022, como lo prevé el documento de Pre Criterios 2022, lo haría con un menor equipamiento de capital. Se calcula que en 2020 el acervo de capital se redujo por primera vez al menos desde 1990.