¿Qué son y qué esperar de las Fintech en la era Post-Covid?

Hasta febrero de 2021, se calcula que existen 20 mil 045 Fintech alrededor de todo el mundo

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 .  (Foto: iStock)

La tecnología financiera, mejor conocida como Fintech, es una industria emergente que, como su nombre lo indica, se dedica a ofrecer y realizar actividades financieras aprovechando tecnologías novedosas como el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial o el Big Data. Las Fintech recuperan herramientas de las finanzas tradicionales y las adaptan a la actualidad, incentivando la digitalización, personalización, interactividad, automatización e inmediatez de los procesos y servicios financieros. 

Tecnologías como Paypal, Clip o BitCoin, por ejemplo, transformaron los métodos de pago al introducir monederos electrónicos, pagos en línea y criptomonedas como alternativas a los esquemas tradicionales. Otras compañías como Chime o Nubank reformaron la banca al ofrecer tarjetas de crédito y préstamos personales desde instituciones virtuales conocidas como neo bancos. Mientras que otras como Bitso, WeTransfer o Patreon han modificado la manera en la que se invierte, se transfiere dinero y se financian proyectos en colectivo. 

La diversidad de los servicios que ofrecen las Fintech es tan amplia como las finanzas mismas, pero es la adopción y explotación de las nuevas tecnologías lo que las convierten en tecnologías completamente distintas a las clásicas, siendo este su mayor atractivo. 

Las Fintech permiten reducir costos de operación, y con ello fomentan la generación de productos más atrayentes para los consumidores, como intereses más bajos en los préstamos. Además, aceleran los intercambios y las transferencias; descentralizan las actividades; eliminan procesos burocráticos; facilitan el acceso a servicios financieros; e incentivan la inclusión financiera, entre muchos otros beneficios. 

No obstante, también imponen nuevos retos. La regulación de las actividades de operantes y clientes para evitar el lavado de dinero, la evasión de impuestos o el financiamiento con recursos de procedencia ilícita son desafíos que estas tecnologías enfrentan y que intentan ser controlados por las propias empresas y por las autoridades. 

La crisis de la banca de 2008 incentivó la generación de alternativas financieras, por el descrédito y desconfianza en el sistema económico tradicional. Desde entonces, una gran diversidad de tecnologías ha surgido y, hasta febrero de 2021, se calcula que existen 20 mil 045 Fintech alrededor de todo el mundo

Intentar regular un mercado tan amplio, que encima es virtual, descentralizado e internacional, ha sido un reto para todos los gobiernos. Distintos países ya están implementando leyes para regular a las Fintech y sus actividades, sin embargo, las legislaciones son incompletas. 

En México, en marzo de 2018, se aprobó la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, siendo el país pionero en introducir un marco jurídico en la materia. Esta ley regula a los actores y actividades del financiamiento colectivo, los fondos de pago electrónico y las operaciones con activos. Manteniendo un gran interés por contralar actividades irregulares. 

Por ejemplo, se crearon los mecanismos para que la Comisión Mexicana de Valores y el Banco de México registren, autoricen y respalden a las nuevas instituciones financieras, además de que se introdujeron disposiciones para obligar a las Fintech a formalizar y transparentar sus operaciones y estados financieros, así como también se estipularon medidas para a evitar la utilización de recursos de procedencia ilícita y el lavado de activos.   

La ley, no obstante, necesita ser más exhaustiva. El mayor problema que cualquier regulación enfrenta, en general, tiene que ver con el alcance. El mercado de las Fintech es global, y atenderlo requiere esfuerzos internacionales coordinados, por lo que una legislación por sí sola no alcanza a regular y combatir los imperfectos del mercado.

Desde un análisis particular, a la ley mexicana le faltó crear los organismos y mecanismos necesarios para vigilar y controlar las operaciones ilícitas o fraudulentas. También impuso requisitos y trámites que dificultan el registro y autorización de empresas, sobre todo las pequeñas, obligando a que muchas operen sin el aval necesario. Y en especial, se enfocó en regular tres tipos de actividades, olvidando la existencia de otras. 

Hasta marzo de 2020, existían en México 441 Fintech dedicadas principalmente al segmento de Pagos y Remesas (20%), Préstamos Individuales (12%), Gestión Financiera de Empresas (12%) y Tecnologías Empresariales para Instituciones Financieras (12%), de acuerdo con el reporte Fintech Radar 2020 de Finnovista

La Ley Fintech, intentó regular las principales actividades y actores involucrados en el sector de las tecnologías financieras, no obstante, dejó fuera a otras de igual importancia. La ley no contempla tecnologías vinculadas con la gestión de finanzas empresariales, la prevención del fraude y manejo de riesgos, el trading y el mercado de valores, la administración de finanzas personales, la diligencia patrimonial, las insutech o tecnologías de seguro, las agencias de rating alternativas, la educación financiera, ni tampoco a los bancos digitales. Lo que vuelve a la ley una jurisdicción insuficiente para regular la amplia variedad de servicios y operaciones disponibles en el mercado, los cuales hoy con la crisis sanitaria se han vuelto más relevantes. 

Las medidas restrictivas y el cierre de negocios y actividades presenciales como resultado de la pandemia por la Covid-19 impulsaron la adopción de nuevas tecnologías, potencializando prácticas como el comercio electrónico y otras tendencias de consumo como la adquisición de cripto activos. 

Antes de la pandemia, el mercado mundial de tecnologías financieras se valoraba en 5 billones 504 mil 013 millones de dólares. Tras la Covid-19, el crecimiento de las transacciones y el número de usuarios nuevos de Fintech aumentó en promedio 13% y 22%, respectivamente, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Cambridge.   

En México, la transformación fue aún mayor. De acuerdo con estimaciones de Hola Cash, el sector Fintech en México tuvo un incremento de uso de personas de 250% en 2020, mientras que Banxico refiere que, en el primer año de la pandemia, de marzo de 2020 a marzo de 2021, el número de operaciones por SPEI se incrementó 81.01%

La revolución tecnológica impulsada por la pandemia modificó la percepción y confianza de los consumidores en las nuevas herramientas financieras e impulsó el uso de estas tecnologías entre adultos mayores y en población no incluida en servicios tradicionales. Asimismo, fomentó los pagos sin contacto, el uso de activos virtuales, el comercio electrónico, la educación financiera y la gestión personal, patrimonial y empresarial de las finanzas, además de que aumentó el uso de sistemas de seguridad biométrica y el empleo de inteligencia artificial para verificar operaciones, detectar patrones de consumo y personalizar los servicios. 

La crisis económica derivada de la pandemia también incentivó la solicitud de créditos personales y empresariales, el envío de remesas, y el desarrollo y uso de tecnologías muy ad hoc a los tiempos de emergencia. 

La compañía israelí Innovest, por ejemplo, lanzó el proyecto Covid-19 Resilience Innodex, el cual asigna calificaciones de riesgo a negocios a partir del uso de inteligencia artificial, en tanto que compañías como NCino, oDX o Lendio están ayudando al gobierno de Estados Unidos a entregar la asistencia financiera para trabajadores y dueños de pequeñas empresas como parte de un programa para contener la crisis. 

Tras el auge durante la pandemia, los grandes retos que la industria Fintech en México  deberá enfrentar tienen que ver con cómo: 1) conseguir financiamiento cuando la economía global está afectada por los efectos de la crisis; 2) retener a los usuarios adquiridos durante la emergencia; 3) fortalecer la ciberseguridad y la confianza de los usuarios; 4) crear alianzas estratégicas que les permitan ampliar y avalar sus operaciones y servicios; 5) fomentar la inclusión y educación financiera; 6) empoderar a los trabajadores remotos y las nuevas tendencia operativas de las empresas; 7) incluir y mejorar los cambios impulsados por la pandemia; 8) responder a las necesidades financieras de los consumidores, derivadas de la crisis económica. 

La industria Fintech vive actualmente su mejor momento, los legisladores deberían aprovechar la ocasión para verdaderamente impulsar un marco regulatorio exhaustivo que integre a la mayor parte del mercado y facilite el registró y autorización de empresas. Las compañías, por su parte, están en el mejor momento de adaptarse y responder a la era post Covid-19, si es que quieren seguir operando luego del boom obtenido durante la pandemia.