La empresa mexicana de adquisición y venta de criptomonedas, Bitso, esperó seis años para alcanzar su primer millón de usuarios. En 2021, en menos de 10 meses, alcanzó su segundo. Hoy Bitso forma parte del selecto grupo de startups mexicanas valoradas en más de mil millones de dólares, las llamadas “unicornios”.
Antes de la COVID-19, ninguna otra empresa en el país había alcanzado tal valor; sin embargo, a medida que la pandemia aceleró la adopción de nuevas tecnologías, también multiplicó el número de usuarios y los ingresos de las plataformas virtuales. Actualmente existen nueve empresas unicornio en el país de las cuales cinco operan dentro del sector financiero.
En los últimos años, las startups que utilizan nuevas tecnologías para brindar servicios financieros han crecido rápidamente a nivel mundial. Solo en 2021, el financiamiento global hacia fintechs alcanzó una cifra récord de 132,000 millones de dólares, un 21% más que el año anterior.
En México la tendencia es similar. En 2019 se registraron 394 startups en el país. A finales del año pasado, 512, un crecimiento del 29.9%.
La COVID-19 jugó un papel importante en este aumento. Según cifras de la Universidad Nacional Autónoma de México, la pandemia aceleró 10 años el uso de las tecnologías, lo que significa que ahora hay más posibles consumidores. Para empresas como Bitso esto ya se ha traducido en beneficios.
Una encuesta realizada el año pasado arrojó que el 59 % de las fintechs en México vieron resultados positivos en sus operaciones como consecuencia de las restricciones sanitarias impuestas, principalmente en su número de usuarios e ingresos.
En un ecosistema dominado por tecnologías de crédito; plataformas de pago y remesas; y soluciones financieras para empresas, las fintechs en México también han encontrado un panorama rentable debido a la crisis económica derivada de la pandemia.
Luego de que el PIB cayera 8.2 % en 2020 a consecuencia de la COVID-19, se observó en el país una salida histórica de capitales, una caída constante de las inversiones y el aumento paulatino de la inflación. Frente a este panorama, los mexicanos están ansiosos por encontrar nuevos productos financieros que les ayuden a enfrentar la crisis.
Soluciones innovadoras, en especial aquellas dedicadas a ofrecer préstamos y apoyar en la transferencia de remesas, han cobrado gran popularidad como lo han demostrado startups como Konfio, PagaPhone o Clara.
Esto es particularmente importante en un país donde la inclusión financiera aún es baja. Según los últimos datos, solo el 47 % de los adultos en México tiene una cuenta bancaria y solo el 31 % tiene acceso a al menos un crédito formal.
Las nuevas tecnologías, sin embargo, pueden ayudar a reducir esa brecha ya que el 72 % de la población en México tiene acceso a internet y nueve de cada 10 usuarios de teléfonos móviles tienen uno inteligente.
Con una población mayoritariamente joven y más alfabetizada digitalmente que las generaciones anteriores, las fintech pueden explotar sus características inherentes para apoderarse del mercado que actualmente está en manos de las instituciones financieras tradicionales.
Un estudio reciente de la firma de comunicación financiera y corporativa, Miranda Partners, evalúa la estructura tradicional de la banca en México y encuentra que es costosa para los usuarios, lenta en sus trámites y transacciones, y deficiente en el servicio al cliente, lo que resulta poco atractivo para los consumidores.
En cambio, las fintech tienen sistemas de procesamiento de datos más eficientes, ya que combinan inteligencia artificial y algoritmos de aprendizaje automático. Esto significa que pueden trabajar de una manera más rápida, dirigida y práctica que su competencia tradicional.
Las fintech también tienen costos operativos más bajos, ya que no tienen sucursales y pueden trabajar con una fuerza laboral reducida. Además, al estar inmersas en un ambiente virtual aún mal regulado, los costos legales para operar también son mucho más bajos para ellas, ya que no pagan los mismos impuestos ni por los mismo tramites que las empresas tradicionales. Lo que les permite ofrecer productos financieros más atractivos destinados a clientes con menores ingresos, quienes no suelen ser rentables para las instituciones tradicionales.
En medio de la pandemia, las fintech también pueden aprovechar el auge que están experimentando las tecnologías secundarias.
Mientras que el número de sucursales bancarias en México cayó 4.4 % en 2020 respecto al año anterior, los Terminales Punto de Venta (TPV) tuvieron un aumento de 26 %. Esto es de gran relevancia ya que el uso de efectivo como medio de transacción en el país es aún alto. Es precisamente la falta de sucursales bancarias cercanas y el aún bajo número de puntos de venta lo que puede ayudar a explicar la brecha en la estructura financiera de México.
En un mercado financiero dominado por 20 instituciones bancarias, las fintechs en México tienen la oportunidad de atraer a la población rezagada financieramente. La pregunta es si aprovecharán las condiciones excepcionales que hoy les ofrece la pandemia o preservarán la brecha financiera del país.