A nivel agregado las finanzas públicas no mostraron desequilibrios preocupantes durante 2021, pero al interior de su estructura se siguieron observando señales de debilidad significativas que, en medio de un ambiente de desequilibrio mundial por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, podrían agudizarse, advirtió el Centro de Estudios Económico Presupuestarios (CEESP).
A detalle, la evolución reciente de los principales indicadores macroeconómicos muestra que la recuperación del 2021 no fue mucho más que un “rebote” natural que siguió a la fuerte contracción del año previo y fue muy limitada respecto a lo que se preveía.
El impulso se desvaneció en la segunda mitad del año. Al parecer, esto afectó el resultado de las cuentas del sector público y sugiere que las finanzas públicas en 2022 enfrentarán presiones que probablemente las aparte, negativamente, de los resultados previstos oficialmente.
Por el lado de los ingresos, se enfrenta una fragilidad importante en sus fuentes recurrentes. El gasto continúa creciendo significativamente, más rápido que los ingresos -y se sigue canalizando a programas con rentabilidad social y económica escasa u opaca en el mejor de los casos, que poco aportan al crecimiento económico y al bienestar social-. La perspectiva para los próximos años apunta a un déficit fiscal mayor y posiblemente con menor facilidad de financiarlo o con mayores costos de hacerlo.
"Aunque es difícil concluir con base en la información de sólo un mes, los primeros resultados de 2022 son congruentes con la debilidad de las fuentes de recursos fiscales y hay varios indicios en el sentido de la dificultad de fortalecer los ingresos recurrentes del sector público: la fragilidad de la actividad económica persiste; la dependencia de la recaudación en impactos transitorios más que en el crecimiento de la economía; y la fortaleza viene de los precios del petróleo", destacó.
Hoy es factible que el precio internacional de la mezcla de petróleo mexicana de exportación llegue a promediar unos 90 dólares por barril en este año. Con base en el análisis de sensibilidad del presupuesto 2022 esto podría traer ingresos adicionales de aproximadamente 475 mmp.
Pero ello lógicamente presiona al alza los precios de las gasolinas significativamente. A fin de evitar alzas severas, el gobierno ha decidido reducir al máximo el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) a las gasolinas. Es decir, una reducción del impuesto que finalmente implica un subsidio.
Para 2022 se prevé un crecimiento cercano de alrededor de 2.0%, prácticamente la mitad de lo estimado oficialmente (4.1%). De cumplirse, la recaudación tributaria podría ser 87 mmp menor a lo aprobado.
En otras palabras, a pesar de todo, es poco probable que al cierre del 2022 las fianzas públicas sean un factor de riesgo para el país.
No obstante lo anterior, una vez más la suerte parece salir al rescate de un presupuesto basado en perspectivas demasiado optimistas. Se mantendría la debilidad estructural de las finanzas públicas poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica y el bienestar de los hogares en el mediano plazo y largo plazos. Como se ha señalado antes en este espacio, el que no tenga consecuencias negativas en el ejercicio, no implica que sea una manera responsable de presupuestar. Sino todo lo contrario.