Aun cuando hay algunas mejoras en los indicadores de la economía, en la mayoría de los casos no son suficientes para recuperar lo perdido en 2019 y 2020 y las expectativas continúan deteriorándose, afirmó el CEESP.
Detalló que hasta ahora el indicador global de la actividad económica (IGAE) está prácticamente estancado: en febrero se mantuvo sin cambio. La inversión, el principal motor del crecimiento, sigue a la baja: en febrero cayó 3.0% respecto al mes previo, lo que si bien permitió un incremento anual de 1.5%, se sitúa 15% por debajo de su nivel de julio del 2018.
Relacionado con ello, preocupa la evolución de la inversión pública. En el primer trimestre del año se canalizaron 152.5 mmp a inversión física, monto que resultó 8.0% menor al del mismo periodo del año pasado y 33% inferior a lo programado. Evidentemente, esto contrasta con el aumento de 17.7% que se planeó en el Presupuesto de Egresos para la Federación (PEF) para todo 2022.
Por su parte, algunas de las medidas que contempla el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) podrían:
1) ser más amplias y considerar un esfuerzo significativo de alivio y mejora regulatoria, así como apoyos temporales a algunos segmentos
2) más importante aún, las medidas para reducir costos, elevar la oferta y mejorar el funcionamiento de los mercados deberían estar en la agenda permanente del gobierno, ante la necesidad de reactivación de la economía.
“Aquí es preciso reiterar, como se ha hecho en este espacio en múltiples ocasiones, la necesidad de que el gobierno adopte una actitud más amigable ante la inversión privada nacional y extranjera en todos los sectores, y particularmente en energía, y aquellos complementarios con la industria en los EEUU. Esto último para acelerar el aprovechamiento de las ventajas de la relocalización de actividades globales y las de ese país”, puntualizó.
En cuanto a los ingresos públicos, el CEESP agregó que la debilidad de las fuentes de recursos recurrentes es clara, aunque también es cierto que el SAT ha podido compensarla mediante una mayor eficiencia recaudatoria.
En el futuro se requerirá fortalecer los ingresos recurrentes del gobierno federal, que son los más importantes. Para ello será necesario instrumentar medidas que hagan su recaudación cada vez más eficiente y se eviten prácticas que inhiban el incumplimiento de las obligaciones de los contribuyentes.
Al tiempo, ante la escasez de más reservas de recursos no recurrentes como fondos de contingencia y fideicomisos, aumenta el riesgo de un menor gasto o de un mayor déficit. Esto hace necesario considerar planes para reforzar los ingresos fiscales recurrentes.
“En este entorno ayudaría, sin duda alguna, un cambio de actitud del gobierno y la realineación de sus objetivos a facilitar la inversión y el crecimiento y, así, permitir una mejora sostenible del bienestar de los hogares”, concluyó.