A diferencia de lo que se pensaba que sucedería como resultado de la crisis económica desatada en el mundo por la pandemia de Covid-19, la moneda mexicana hoy en día luce fuerte. Desde abril de 2020, el "súperpeso", como ya se le conoce en los mercados financieros, se ha apreciado frente al dólar en alrededor de 17.5%; no obstante, esto solo favorece al sector financiero, afirmó un artículo de la gaceta de la UNAM.
De acuerdo con el profesor de Posgrado de la Facultad de Economía, Arturo Huerta González, la alta tasa de interés establecida por el Banco de México encarece el crédito y, al hacerlo, no hay inversión ni crecimiento económico.
“La alta tasa de interés actúa en detrimento de la actividad productiva y de la creación de empleos, e incrementa el costo de la deuda y la cartera vencida. Todo esto confirma la presencia de un contexto de contracción económica y disminución de ingresos de las empresas y los individuos, que no pueden pagar su respectiva deuda. Además, al crecer la cartera vencida se vislumbra una inestabilidad bancaria”, añadió.
Detalló que, la política económica del gobierno mexicano no debe actuar en favor del sector financiero, sino de la producción, del desarrollo industrial y agrícola, así como de la creación de empleos.
“Y eso requiere una baja tasa de interés, un aumento del gasto público (la austeridad fiscal ha llevado la actividad económica en el país a los niveles de 2016) y un tipo de cambio competitivo, o sea, se tiene que encarecer el dólar para que la producción nacional se vea favorecida, para que los productos importados no desplacen a los nacionales", subrayó.
Explicó que con el dólar barato se evita que la inflación crezca porque las importaciones se abaratan, pero éstas desplazan la producción nacional; es decir, ante las importaciones baratas, las empresas nacionales no pueden ser competitivas.
Por si fuera poco, con el crecimiento de las importaciones, el déficit del comercio exterior aumenta y entonces se requiere que entren más capitales para financiarlo. El problema es que al atraer capitales con la alta tasa de interés se sigue atentando contra el crecimiento económico del país. Así, tenemos menos industria, menos producción de granos básicos y menos creación de empleos.