Se estima que el crecimiento mundial descienda de 5.7% a 2.9% en este 2022 y oscile en torno a ese ritmo de 2023 a 2024, conforme la guerra en Ucrania afecte la actividad, inversión y comercio, lo que aumentaría el riesgo de estanflación, indicó el último informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial.
Este periodo de escaso crecimiento y elevada inflación tendrá consecuencias perjudiciales para las economías de ingreso mediano y bajo, mientras el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará casi en un 5%, por debajo de su tendencia prepandemia, por lo que para muchos países “será difícil evitar la recesión”, indicó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass.
De acuerdo con la información, el crecimiento en las economías avanzadas se desacelerará drásticamente del 5.1% al 2.6% y se estima que el crecimiento se modere al 2.2% en 2023, con una caída del crecimiento del 6.6% al 3.4%.
El informe manifestó que la estanflación podría afectar a los mercados emergentes y economías en desarrollo, por ello, el experto urgió la necesidad de fomentar la producción y evitar las restricciones comerciales a través de cambios en “las políticas fiscales, monetarias, climáticas y de endeudamiento para contrarrestar la asignación inadecuada de capital y la desigualdad”.
En tanto, Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial, agregó que “las economías en desarrollo deberán equilibrar” la sostenibilidad fiscal con la necesidad de mitigar los efectos de las múltiples crisis en los ciudadanos más pobres”, y comunicar las decisiones en materia de política monetaria para anclar “las expectativas inflacionarias”.
Y aunque los porcentajes de aumento de los precios de los productos básicos son menores, y se estima que la inflación mundial será moderada, “probablemente seguirá estando por encima de las metas de inflación en muchas economías, y si sigue siendo elevada podría dar pies a una estanflación que se acompañe de crisis financieras.
Si bien, la guerra en Ucrania provocó un alza en los precios, se prevé que aquellos relacionados con la energía reducirán los ingresos reales, aumentarán costos de producción, restringirán la situación financiera y limitarán la política macroeconómica, por lo que se requieren tomar medidas de política decisivas a nivel para evitar peores consecuencias, limitar los daños, amortiguar el impacto del alza en los precios, agilizar el alivio de la deuda y ampliar la vacunación en los países de ingreso bajo.
Finalmente, los encargados de formular las políticas deberán abstenerse de controles de precios, subvenciones y prohibiciones de exportación, redefiniendo la prioridad de los gastos para orientarlos a brindar apoyo específico a las poblaciones vulnerables.