Después del retiro del estímulo pandémico el año pasado, la política fiscal en la mayoría de los países ha cambiado en gran medida a una postura neutral en 2022
A pesar de que en la primera mitad del año ocurrieron algunos eventos que divisaban una recuperación económica, a futuro se avecinan problemas globales que podrían terminar con ese avance, señaló el Fondo Monetario Internacional (FMI).
" La reapertura de los sectores intensivos en contacto, especialmente la hostelería y los viajes, la relajación de la demanda reprimida por la pandemia y las condiciones financieras externas aún favorables respaldaron una sólida expansión en la primera mitad del año, lo que permitió que los servicios alcanzaran a la manufactura y el empleo. para alcanzar los niveles previos a la pandemia. El crecimiento interanual alcanzó el 2,8 % en el primer trimestre, en comparación con un promedio del 1,7 % en los años anteriores a la pandemia, y los indicadores de alta frecuencia apuntan a un impulso continuo en el segundo trimestre", detalló. Asimismo, indicó que Latinoamerica enfrenta desafíos significativos, que incluyen condiciones financieras globales más estrictas, menor crecimiento global, inflación persistente y crecientes tensiones sociales en medio de una creciente inseguridad alimentaria y energética. Estos factores contribuyen a nuestra rebaja del crecimiento al 2% en 2023, 0.5 puntos porcentuales menos que lo previsto en abril. En ese sentido detalló que l
La inflación, por otro lado, se ha acelerado en toda la región, en medio del repunte de la demanda interna, las persistentes interrupciones de la cadena de suministro y el aumento de los precios de las materias primas. Los bancos centrales han endurecido adecuadamente la política monetaria para contener los efectos secundarios y anclar las expectativas de inflación a más largo plazo. Pero la inflación podría resultar persistente a raíz de la acumulación de shocks y la ampliación de las presiones sobre los precios.
Por lo anterior, declaró que los responsables de la formulación de políticas deben seguir centrándose en preservar la estabilidad macroeconómica y la cohesión social. En medio de los altos niveles de deuda pública posteriores a la pandemia y el aumento de las tasas de interés reales, la política fiscal deberá centrarse en fortalecer los saldos fiscales y garantizar la sostenibilidad de la deuda mientras continúa apoyando a las personas más vulnerables con medidas específicas y temporales si es necesario durante un período de crecimiento más lento y alta inflación.
Mientras tanto, la política monetaria debe continuar enfocándose en controlar la inflación y anclar las expectativas de inflación. Esto, junto con una comunicación clara, seguirá siendo clave para preservar la credibilidad ganada con tanto esfuerzo por los bancos centrales.