Con la pandemia, más de dos millones de empleos formales se perdieron junto a los ingresos de miles de familias en el país, provocando que estas tuvieran que autoemplearse y entrar a la informalidad, dejando a las personas sin seguridad social, sin pagar impuestos y sin ningún esquema de ahorro para su jubilación.
Ante dicha situación, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) resaltó la necesidad de reactivar las actividades productivas dentro de la formalidad, pues ahora, seis de cada 10 mexicanos, es decir, 32 millones de personas, trabajan sin prestaciones laborales, especialmente en el estado de Oaxaca, Guerrero y Chiapas.
De acuerdo con el presidente de la ANPEC, Cuauhtémoc Rivera, la informalidad señala el rumbo de nuestra economía, pues “la población ocupada en México es de 57 millones y medio, de los cuales 32 millones laboran en la informalidad”, y 80% se emplea en el campo en Guerrero y Chiapas, lo que convierte a la economía formal en una actividad complementaria.
Si bien, el comercio informal como la venta de ropa, calzado y comida elaborada son atractivos por su comodidad, donde no hay un horario fijo ni jefes, ni impuestos o reglamentos, y quienes se adentran a él pueden llegar a ganar en cuatro o cinco días de $8,000 a $10,000, es decir, lo que un empleado formal gana a la quincena.
Estos negocios, especialmente de la comida, son los más redituables con una utilidad de más de 100%; de ropa entre 30% y 40% y de calzado en 50%, mientras la venta de cigarros de contrabando deja hasta un triple de ganancia, pues dos de cada 10 cigarros que se venden son de esta procedencia, igual que el alcohol adulterado.
Al respecto, Rivera señaló que los comerciantes informales deben pagar cuotas diarias para tener derecho a un espacio o punto de venta de entre $50 y $200 por un punto ambulante, $500 a $1,000 por semifijo y entre $2,000 y más de $3,000 por punto fijo, no obstante, su energía eléctrica es hurtada con bajadas de cables de luz, que por cierto son inseguras.
Pero eso no es todo, pues el presidente de la ANPEC apuntó que a mayor pobreza mayor informalidad, lo que significa también que los consumidores terminan por inclinar sus compras a productos de dudosa calidad por no tener capacidad económica suficiente, y entonces, “el país no obtiene ninguna ventaja de esta actividad”.
Cuauhtémoc Rivera agregó que es importante formalizar los negocios para reactivar la economía, ya que tiene menos de un 1% del PIB de crecimiento para el presente año, una inflación alimentaria de dos dígitos de más del 15% y una inflación general de 8.62% que al cierre de este año llegará a ser del 10%.