De acuerdo con datos del Inegi, durante el tercer trimestre de 2022, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 1.0% respecto al trimestre previo, mientras que en comparación con un año antes aumentó 4.3%.
“La cifra oportuna que dio a conocer el INEGI es sin duda una buena noticia. No obstante, hay que tomarla con precaución”, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Detalló que hay elementos coyunturales positivos que pudieron alentar al PIB entre julio y agosto pasados como son las exportaciones de la cuenta corriente. Las de mercancías crecieron 22% anualmente en el trimestre mientras que las remesas aumentaron 12.7%; además, es probable que las exportaciones por turismo también se hayan incrementado fuertemente en los meses del verano.
Asimismo, no sería sorprendente que se haya presentado una recuperación significativa en el sector de servicios internamente, aún como parte del rebote de este sector después de 2020 y 2021.
Pero, por otra parte, otros indicadores del mercado interno como el consumo e inversión, para los que no hay cifras tan oportunas no mostraban dinamismo al principio del tercer trimestre. Asimismo, la recaudación por IVA al tercer trimestre fue reducida respecto a un año antes (1.8%) y negativa en septiembre (7.1%). Por su parte, el indicador adelantado de la actividad económica para septiembre arrojó una disminución (0.27 puntos) respecto a agosto.
“Sería más prudente esperar las cifras más definitivas del PIB y la publicación de las cifras actualizadas para 2021 y 2022 antes de llegar a mayores conclusiones”, subrayó.
Al respecto, refirió que los especialistas participantes en la encuesta del Banco anticipan crecimientos del PIB de 1% y 1.9% para 2023 y 2024, respectivamente. A mayor plazo preocupa que el debilitamiento de la actividad económica se prolongue. Para los próximos diez años se prevé un crecimiento promedio de 2%; este pronóstico se ha ajustado a la baja continuamente desde principios del año.
“Más allá del desempeño del PIB en el margen, la coyuntura se complica debido a la persistencia de la inflación y a la política monetaria cada vez más restrictiva, así como a otros factores como la persistencia de problemas en diversas cadenas de suministro en los mercados internacionales y en general al deterioro de la perspectiva internacional”, destacó.