Aunque en México, el 55% de las personas tienen deseos de emprender su propio negocio, según datos de la encuesta “Emprendimiento Global”, de la consultora Ipsos, la falta de financiamiento y altas tasas de interés en créditos, son barreras que impiden hacerlo, indicó la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF).
A través de la revista “Proteja su dinero”, la Comisión explicó que los microcréditos son una oportunidad para quienes buscan comenzar un negocio, ya que son instrumentos financieros “dirigidos a personas de bajos ingresos”, y especialmente a personas físicas que buscan “desarrollar un negocio que les genere ingresos”.
Estos productos financieros también mejoran el historial crediticio, siempre y cuando se use correctamente, es decir, antes de pedirlo se debe contar con un plan para usar el dinero en el negocio, por ejemplo, invertir en mercancía, y aún más importante, saber cómo se pagará y en cuánto tiempo.
Este tipo de financiamientos se realizan por cantidades pequeñas, con intereses muy bajos o nulos en algunos casos y otra de sus ventajas principales es que no requiere garantía o aval, según datos recopilados por CONDUSEF del Banco de México (Banxico), los montos otorgados van desde las mil hasta las 30 mil Unidades de Inversión (UDIs), es decir, $7,230 a pagar en hasta 3 años.
Pero no todos los emprendedores lo hacen solos, por eso, hay microcréditos grupales por un monto máximo de 11 mil UDIs, casi $85,000, con un plazo apagar de gasta 12 meses; y ¿quiénes ofrecen este tipo de financiamientos?
- Las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo (SOCAPS)
- Sociedades Financieras Populares (SOFIPO)
- Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (SOFOM)
- Uniones de crédito
- Bancos
- Fintech
- Algunos programas de gobierno
Finalmente, la CONDUSEF recomendó que antes de contratar cualquier crédito se comparen los plazos, tasas y condiciones que ofrece las entidades financieras, así como las tasas de interés y condiciones de pago, eso incluye hacer conciencia de la capacidad que se tiene para cumplir con dicha obligación, y poner especial atención a las letras chiquitas de contratos, términos y condiciones.