¿Inició nueva etapa de desaceleración?

Preocupan las reducciones anuales en términos reales de las erogaciones de las secretarías de Salud, -24.8%, y Educación, -7.6%, advirtió el CEESP

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 .  (Foto: iStock)

El segundo trimestre de 2023 se vislumbran algunos indicadores del inicio de una nueva desaceleración o tendencia a la baja, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). 

Destacó que de acuerdo con el SAT, en el  lapso enero-mayo la recaudación tributaria sumó 1,922 miles de millones de pesos (mmp), un incremento de 2.7% en términos reales respecto al mismo lapso del año pasado, porcentaje relativamente cercano al crecimiento de la economía en los primeros tres meses. No obstante, en los primeros cinco meses del año la recaudación tributaria estuvo por debajo de lo previsto.

“Esto podría ser resultado de la sobre estimación de los ingresos públicos que se espera como resultado del optimismo con el que se elaboró el paquete económico 2023 -aunque hay que reconocer que también puede deberse a inexactitudes del calendario propuesto por el gobierno-”, indicó. 

Por otro lado, señaló que la evolución de la recaudación del ISR, que provee más de la mitad del total, refleja de mejor manera la intensidad de la actividad económica y su comportamiento sugiere una desaceleración, especialmente en mayo. Su incremento anual real acumulado ha caído desde febrero y llegó a 2.9% en enero-mayo, pero la cifra implícita para mayo en particular tuvo una caída de 1.8%. 

Al respecto, aseguró que el debilitamiento de los ingresos públicos entre enero y abril ha coincidido con caídas en el gasto público en esos meses. 

“Preocupan las reducciones anuales en términos reales de las erogaciones de las secretarías de Salud, -24.8%, y Educación, -7.6%”, detalló. 

Agregó que se redujo el gasto de las dependencias y entidades que han gozado de la preferencia gubernamental, como Trabajo y Previsión Social (-39.9%), Energía (-66%), Turismo (-50.8%), Bienestar (-1.7%), Pemex (-6.9%) y CFE (-23.8%).

Por otro lado, afirmó que otro elemento que sugiere una desaceleración es la evolución de los recursos que se canalizan a las entidades federativas y municipios. En el periodo enero-abril la suma de participaciones federales y aportaciones a estados y municipios fue 3.1% inferior en términos reales en comparación a igual lapso del año pasado.

Es importante señalar que aún si la desaceleración que sugieren las cifras disponibles de abril y mayo se materializa, es probable que el crecimiento de la economía para todo el año supere el 2.0%. 

“Pero ello no implica necesariamente una reactivación sólida o continua de la actividad económica. A fin de ilustrar este punto, si el nivel del PIB del primer trimestre se mantuviese sin cambio entre abril y diciembre, o sea, que se presentara un estancamiento total, su tasa de crecimiento para el año en conjunto sería de 2.2%. Incluso, si en cada uno de los trimestres que faltan el PIB reportara una caída de 0.1%, el avance anual sería de 2.0%”, concluyó.