La explosión migrante

La imposición de restricciones fronterizas para cruzar a los Estados Unidos nos ha dejado con miles de personas varadas en México

Aunque las migraciones son parte de la historia de la humanidad y de la conformación de culturas y civilizaciones, en esta década somos testigos de nuevas presiones y flujos masivos que hacen de este caminar a través de fronteras un fenómeno social significativo. 

Hace 15 años conocí a la antropóloga Lourdes Arizpe Schlosser, destacada y reconocida investigadora en materia de migración, etnicismo y diversidad cultural. Daba una conferencia magistral en la UNAM sobre las migraciones y la propia geografía de México que hace del país un paso natural para cruzar el continente de extremo a extremo. Incluso mencionaba la forma del territorio similar a un embudo. Y ahora vemos que este embudo va llegando a tope. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué ya no es cómo antes? ¿Qué impulsa a estos millares de personas a tratar de llegar a Estados Unidos? Las respuestas pasan por una variedad de factores entre los que destacan los siguientes:

  1. Búsqueda de oportunidades económicas

  2. Cambio climático que afecta tierras de siembra 

  3. Conflictos armados, como guerrillas o grupos de delincuencia organizada

  4. Persecuciones

  5. Mayor visibilidad de las rutas y de los grupos migrantes

El debate está abierto respecto a temas como la seguridad, derechos humanos, integración cultural y económica, además de los ajustes que las políticas migratorias deben hacer para llevar el ritmo del paso migrante.

Pero la realidad se impone en una ruta paralela a las disertaciones y en México estamos presenciando un hacinamiento de migrantes que ya no pueden continuar su paso a los Estados Unidos. Estos grupos sin aparente lugar en nuestra sociedad merecen un esfuerzo compasivo, ahí están ahora, imponiendo una agenda compleja que involucra a las autoridades municipales, estatales y federales, además de organizaciones de la sociedad civil y esfuerzos internacionales.

La imposición de restricciones fronterizas para cruzar a los Estados Unidos nos ha dejado con miles de personas varadas en México, la mayoría con la intención de solicitar asilo, refugio o simplemente llegar para hacerse de un trabajo.  Están en un “vacío” administrativo y humanitario donde son obligados a esperar en medio de dificultades y peligros. 

En las ciudades fronterizas del sur y del norte de México hay registro de albergues improvisados, saturados, sin acceso a servicios básicos, sin atención médica adecuada, con alimentos donados por ciudadanos u organizaciones humanitarias. Con refugios que no siempre son seguros ante la presencia de la delincuencia organizada. Este vía crucis migrante sangra y el desafío humanitario es evidente.

Siete años atrás tuve la oportunidad de viajar por decenas de ciudades en los Estados Unidos y conocer las organizaciones de los mexicanos que migraron para trabajar y tener una mejor vida para sus familias, no olvido sus historias ni su valor como personas, nada los detuvo. 

Hoy es distinto y para comprender mejor esta nueva dimensión migratoria conversé con el abogado y analista experto en temas internacionales y de seguridad nacional, Jorge Lara Rivera.

¿QUIÉNES ORGANIZAN LAS CARAVANAS MIGRATORIAS? 

Lo que hemos estado observando en los últimos años es que el fenómeno de la migración viene acompañado, primero de la necesidad de millones de personas de movilizarse en búsqueda de oportunidades, pero recientemente se han identificado otros motivos que generan estos movimientos migratorios como las consecuencias del cambio climático con estropicios en sistemas productivos agrícolas, explicó Jorge Lara.

Desde su análisis, en muchos lugares de Centroamérica la actividad productiva del campo ya no es opción de sobrevivencia, o bien, enfrentan climas extremos que provocan presiones migratorias. Además de aquellos países donde hay persecuciones y la subsecuente necesidad de asilo o refugio. Todo esto se combina en una configuración muy compleja a nivel internacional para estos movimientos migratorios, que también son aprovechados por grupos criminales trasnacionales que explotan esta necesidad y hacen negocios ilícitos, abusando de las personas y familias. 

“Antes para estos movimientos migratorios se ofrecían las rutas y protecciones en lo individual y ahora se organizan caravanas migratorias. Estas caravanas para mí, desde que comenzaron a organizarse hace unos años, me resultan sospechosas en algunos casos, desde luego, jamás criminalizando al migrante. Pero deberíamos tener información sobre quién o quiénes están detrás de estas caravanas migrantes, más allá de los líderes de causas en materia de derechos humanos. Podríamos estar en presencia también de grupos criminales detrás de las caravanas migratorias”, apuntó. 

Ante todo, el Estado mexicano tendría que tener un diagnóstico claro de qué está ocurriendo con este fenómeno, continuó. Lo que está pasando en el territorio nacional es que se generan toda clase de presiones por un desbordamiento de la capacidad para suministrar servicios, alojamiento, alimentos y un tratamiento humanitario en los municipios tanto de entrada en el sur del país, como dónde se estacionan en la frontera norte y a lo largo de la misma. 

“Lo hemos visto en Ciudad Juárez, Reynosa, Tijuana y otras ciudades que llegan a tener un desbordamiento de migrantes que no viene acompañado de apoyos o de políticas por parte de la Federación. Dejan a los gobiernos municipales o estatales a que se enfrenten a los efectos. Pero también, hay que decir que a lo largo de las rutas se generan problemáticas y en los últimos años se ha visto que muchos migrantes se quedan a lo largo del camino en ciudades del centro y del norte también, por la necesidad de realizar actividades que les permitan un mínimo de subsistencia. Y comienzan a limpiar parabrisas en la vía pública, por ejemplo”, refirió Jorge Lara. 

Lo que se está advirtiendo, porque lo estamos viviendo, nos hace reflexionar sobre las capacidades de los gobiernos estatales y municipales respecto a estas oleadas para los próximos años. 

TRABAJO PARA LOS MIGRANTES EN MÉXICO

A lo largo de varios años he conversado con cientos de mexicanos indocumentados que trabajan en Estados Unidos y tienen sus cuentas bancarias. El acceso a esos servicios financieros ha sido un pilar para la construcción de sus patrimonios y crecimiento laboral. Destacando que en Estados Unidos los controles de prevención de lavado de dinero son estrictos y altamente regulados. 

En México, ante el surgimiento de nuevas colonias de migrantes que necesitan ya generar ingresos para alimentarse y vivir, hay una corriente entre las organizaciones de la sociedad civil que aboga por una agenda que permita que los migrantes tengan acceso a una cuenta bancaria, con la premisa de que les facilita conseguir un empleo formal.

Los directores de captación de cuentas en los bancos parecen entusiasmados porque esto, en lo inmediato, les ayudaría a cumplir sus metas. Pero, nuevamente el contexto de riesgo de lavado de dinero puede presentarse, no en las instituciones bancarias, sino en las personas morales que los contraten. 

Ante esta reflexión, Jorge Lara recordó que desde hace más de 10 años se han detectado flujos de regreso cuando se trata de pagar al crimen organizado o polleros o grupos que realizan tráfico de migrantes a través de distintas metodologías. Especialmente, la que en esta materia se ha identificado desde hace varios años son las remesas. Así que hay una dificultad implícita, porque cómo sabemos los controles de lavado se realizan respecto de determinadas cuentas o determinados productos del sector financiero mucho más formalizados de lo que pueden ser remesas o envíos de baja cuantía que muchas veces es lo que se está ejecutando para lavar dinero.

“Una dificultad que yo veo para aperturar cuentas bancarias para los migrantes, es que por sus circunstancias al margen de las disposiciones migratorias, no portan consigo ninguna identificación de manera deliberada porque eso les implica el riesgo de ser deportados. Entonces la pregunta es, ¿cómo se estarían aperturando las cuentas o los servicios de transferencia? cuando no hay una identificación, lo que implica una de las principales transgresiones al régimen internacional de la prevención del lavado, que es la identificación. Es decir, la regla número uno antilavado es que no puede haber cuentas anónimas ni cuentas numeradas. Y un migrante no podría aperturar una cuenta con una identidad que no tiene o con una identificación de la cual deliberadamente carece”, alertó Lara Rivera. 

Esto sería un problema muy difícil de aceptar y no solamente eso, sino que está prohibido por el régimen antilavado y cualquier convocatoria a la flexibilidad pondría en riesgo el sistema mexicano de prevención de lavado de dinero, enfatizó.

EL MIGRANTE COMO CARNE DE CAÑÓN

Mencioné a Jorge Lara que en la Ciudad de México hay hacinamientos con cientos de migrantes, colombianos o venezolanos principalmente, fuera de los refugios conocidos y en alcaldías como Iztapalapa, Magdalena Contreras o Tláhuac. Sin posibilidad de un trabajo formal, le compartí mi preocupación por su vulnerabilidad a ser usados como “carne de cañón” para actividades ilícitas y también, en un posible uso electoral.

“Los migrantes son un grupo de extrema vulnerabilidad para cualquier efecto, están los que estás identificando. Pero también lo hemos visto en Ciudad Juárez, donde precisamente por el crimen organizado hay casas que han sido abandonadas y zonas casi convertidas en regiones o pueblos de casas fantasmas, pues ahí llegan los migrantes impulsados por la necesidad de tener un techo donde guarecerse y se generan hacinaciones de grupos migrantes que van y que vienen”.

Respecto a la explotación electoral y falsificación de credenciales de elector, Jorge Lara confirmó que también se ha visto. En el sureste del país ha pasado e incluso hay causas penales abiertas para quién ha realizado ese tipo de identificación oficial, que es claro lo valorada que es para un migrante. 

“Contar con una credencial para votar mexicana le da al migrante indocumentado acceso pleno y una justificación eventual ante una acción de la autoridad por su estancia en México. Esto sería un llamado muy reforzado y urgente a las autoridades del INE y a las autoridades de migración para que refuercen los mecanismos de vigilancia”, solicitó Jorge Lara.

Desafortunadamente, añadió desde su experiencia partidista, vemos que hay partidos políticos sin escrúpulos que, con tal de contar con una base electoral artificialmente amplia, realizan este tipo de actividades que son criminales y forman parte de toda esta posibilidad extorsiva hacia los migrantes. Como el reclutamiento forzoso al crimen organizado que hemos visto y que da lugar a hechos de violencia, donde el migrante es la víctima, como lo vimos en los eventos de hace 10 años en San Fernando, Tamaulipas. 

Entonces, el fenómeno migratorio es preocupante por sí mismo, pues genera una altísima vulnerabilidad para todos estos efectos, recalcó Jorge Lara. El catálogo de riesgos puede ser muy amplio: lavado de dinero, reclutamiento para el crimen organizado, tráfico de estupefacientes, trata de personas, pornografía infantil, delitos electorales, extorsión y otros más.

FALTAN MEDIDAS HUMANITARIAS

Se han olvidado del reforzamiento de las medidas de carácter humanitario. Hay todo un correlato de desorden institucional que explica las circunstancias donde suceden desgracias como el incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, acusó Jorge Lara. 

“Hay una tragedia y una política pública inexistente, acciones erráticas y por lo que vemos hasta ahora, el futuro no pinta mejor. Al contrario, porque las corrientes migratorias ya no solamente son de Centro y Sudamérica, hoy en día la presión para utilizar el territorio nacional como vía de paso viene de todo el mundo, países de África y Asia que ingresan al continente vía Brasil u otros países de Sudamérica donde hay una raíz africana y les dan facilidades para llegar, por ejemplo a Brasil. Y con esta porosidad que tienen algunos países latinoamericanos para permitir el ingreso a su territorio, vemos que al llegar continúan su viaje hasta México”.

En la Ciudad de México ya lo estamos viendo con varios puntos de vía pública donde hondureños, salvadoreños y personas de otras regiones están apostados en las esquinas tratando de conseguir recursos para su subsistencia mínima, insistió. Y esto es solamente la punta del iceberg migratorio, porque puede significar que muchas veces estas personas migrantes sean también vulnerables para la comisión de otros delitos. Entonces, cuando esto no se atiende y, por el contrario, se soslaya e incluso surge una política punitiva. Esto nos tendría que estar preocupando como sociedad, por todo lo que significa.

Otra de las preocupaciones que compartí con Jorge Lara fue respecto a que grupos dedicados a la invasión de terrenos, públicos o privados, se aprovechen de la desesperación de los migrantes y los utilicen para una primera entrada a propiedades seleccionadas. ¿Por qué preocupa esto? Porque de acuerdo con el marco legal mexicano cuando un bien inmueble es invadido, el propietario tiene que demostrar ser el legítimo dueño y pagar un juicio para recuperarlo. Esto es tiempo y dinero. Nuevamente, sin criminalizar a las personas que migran, el experto en temas de seguridad nacional observó que el componente migratorio es muy susceptible de ser utilizado para esos fines y sumarlo a una cadena de actos de corrupción.  

Hay países expulsores de migrantes que son objeto de atención por las actividades criminales en sus territorios, como Perú, Colombia y Venezuela. E instancias internacionales como el Grupo de Acción Financiera Internacional han señalado el riesgo por origen geográfico, dijo.

Otro factor que compartí con el experto está relacionado con las múltiples violencias que los migrantes sufren durante su trayecto por el territorio mexicano y su estancia obligada, como sociedad podríamos estar germinando nuevos focos y formas de violencia.  

“A la problemática que significan entornos urbanos como la Ciudad de México o su Zona Metropolitana, se agrega esta circunstancia que es todo un reto tanto para la ciudadanía como para las autoridades en materia de prevención. De nuevo, la pregunta es ¿en dónde está la aplicación de la inteligencia y el intercambio de información de inteligencia regional que existe? Porque los instrumentos ahí están, la inteligencia mexicana existe y debe aplicarse, aunado a un intercambio de inteligencia con países del Centro y Sudamérica para saber y tener un diagnóstico de quiénes son los grupos criminales que están generando crimen y violencia, además de las medidas de prevención que se requieren”, mencionó.

Finalmente, para el analista Jorge Lara, las autoridades tienen que hacer su trabajo de acompañamiento y atención humanitaria, México es signatario de un protocolo de Naciones Unidas para prevenir y combatir el tráfico ilícito de migrantes dónde se establece con toda claridad cómo se debe atender el fenómeno migratorio en todas sus complejidades y también el tema de prevención y persecución criminal a los delincuentes

“El fenómeno migratorio afecta a todo el mundo, de países de periferia a países desarrollados. Hay una tragedia en puerta cada día y la sociedad debe tomar conciencia de esto. Tragedias que se desdoblan en distintas problemáticas como la de los infantes que viajan solos. Nos falta preparación social para atender esta circunstancia compleja y preocupante”, concluyó. 

MÁS QUE UN TECHO Y COMIDA

El Padre Pedro Pantoja Arreola, fue un hombre excepcional que movió a un sector de la sociedad para apoyar a los migrantes. Fundó en el año 2000 un albergue que fue conocido como Belén en Saltillo, Coahuila. Y con el tiempo, además de techo y descanso, pudo ofrecerles servicios de protección, jurídicos y atención humanitaria

Padre Pedro, como todavía lo recuerdan, fue muy valiente al hacer denuncias públicas de ataques y amenazas del crimen organizado al albergue Casa del Migrante y a los migrantes. Sus denuncias llegaron hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En vida recibió varios premios nacionales e internacionales y haciendo honor a su dedicación y obra humanitaria, murió un 18 de diciembre del año 2020, justamente en el Día Internacional del Migrante. 

Los albergues que fundó Padre Pedro siguen funcionando y tuve oportunidad de conversar con José Luis Manzo Ramírez, su coordinador operativo para el Centro de Atención Integral a Migrantes, Frontera con Justicia, A.C., mejor conocido como Casa del Migrante en Saltillo.

A José Luis Manzo lo conocen como Joselo, fue amigo del Padre Pedro y tiene una dedicación ejemplar en su trabajo. Para él, este 2023 no es realmente un año extraordinario en la recepción de migrantes en su albergue, porque años antes de la pandemia del 2020 tuvieron poblaciones muy altas. De aquel año recordó que no se esperaba que tantas personas subieran hacia la frontera norte y sobre todo que estuvieran movilizándose por todo el territorio nacional. 

“Este año se habla de miles de personas, pero no todas llegan a Saltillo porque los rumores que corren es que se pueden entregar directamente en la frontera y entonces les van a dar o empezar su procedimiento. Y efectivamente les inician su procedimiento, pero es de deportación. No es para la solicitud de asilo en los Estados Unidos”, alertó.

Si hay una saturación o una cantidad muy grande de personas en ciudades fronterizas como Piedras Negras y Ciudad Acuña, en Coahuila; Matamoros y Reynosa, en Tamaulipas; además de Monterrey, Nuevo León y Ciudad Juárez, Chihuahua. Hacia Tijuana, en Baja California, también se dirigen, pero en grupos menores, describió Joselo. 

A la Casa del Migrante en Saltillo llegan principalmente hombres viajando solos, aunque han tenido también números considerables de mujeres y han estado recibiendo familias todo el año. 

“No ha habido una tregua en el dormitorio de las familias. Hay cinco habitaciones y cuando están ocupadas todas, aunque es un principio la no separación de familias, pues no nos queda más opción que separarlas en función de su acomodo y de la estancia dentro del albergue”, dijo.

Esta Casa del Migrante no recibe apoyos del municipio de Saltillo ni del Estado de Coahuila, tampoco del Gobierno de México. Los apoyos económicos y en especie son de la comunidad local, como los grupos de algunas iglesias o parroquias que conocieron al Padre Pedro y desde entonces ayudan. También colaboran con el albergue grupos de universidades como la Universidad Autónoma del Noroeste, la facultad de psicología y de trabajo social de la Universidad Autónoma de Coahuila y algunos institutos de educación privada como el Instituto Albatros y el Colegio Greenhill. Lo que donan todos estos particulares se utiliza para el diario en el albergue: alimentos, ropa, medicinas, artículos de limpieza e higiene personal y artículos de limpieza institucional.

El financiamiento que les permite pagar los salarios de quienes trabajan en el albergue proviene de algunas organizaciones y organismos internacionales como ACNUR, Hispanics in Philanthropy y la Organización Internacional para las Migraciones, OIM.

CARAVANAS DESDE EL AÑO 2014

Joselo refirió que las caravanas de migrantes no son nuevas y se habían gestado desde el año 2014 con el “Vía Crucis del Migrante” que se organizaba en los estados de Chiapas, Tabasco y Oaxaca. En ese año se atrevieron, ya formado el grupo a dirigirse a la Ciudad de México para presentar algunas exigencias al Gobierno Mexicano. Y estando ahí, decidieron continuar hacia la frontera norte, llegando a Saltillo, Monterrey, Reynosa y Nuevo Laredo. 

Siguen viajando en grupos grandes, es un hecho, pero ya no es una caravana como la del “Vía Crucis del Migrante”. Todavía en 2018, 2019 y principios de este año se hablaba de una caravana que iba a salir de Honduras, pero no se concretó”, detalló Joselo con su experiencia y comunicación con los restantes 99 albergues del país.

La vivencia de Joselo con los migrantes es cotidiana, tiene un pulso fresco respecto a sus perfiles y por eso insistí en que me contara qué oportunidades tienen aquellos migrantes que necesitan un trabajo temporal en Saltillo. En su respuesta identificó dos grupos de migrantes, las personas solicitantes de la condición de refugio que tienen su procedimiento regular y llegan a través del Programa de Integración Local con la oficina de ACNUR en Saltillo. Este programa con ACNUR contempla 3 líneas de apoyo: vivienda, educación y trabajo. 

Por otro lado, hay un grupo más grande de personas en tránsito que no cuentan con un documento de estancia regular en el país y eso les entorpece muchas veces la posibilidad de trabajar. Sin embargo, desde el albergue hay un grupo bastante grande de pequeños y medianos empresarios de Saltillo, que conocieron al Padre Pedro y saben que a través del albergue pueden ayudar a estas personas migrantes a trabajar un par de días para reunir un poco de dinero y seguir su camino a la frontera con Estados Unidos.

Otras personas buscan un trabajo para conseguir un lugar dónde alquilar en lo que resuelven lo que resta del trayecto. Ya sea que sus familias les paguen el coyote, aunque ellos ya saben que eso va a ser más complicado. O los que están registrados en la aplicación del CBP ONE y esperan que su cita les sea programada.

Respecto a los mayores riesgos para los migrantes, para Joselo son los mismos del 2014 pero más intensos. “Antes no se escuchaba que las personas que llegaban a Piedras Negras fueran asaltadas, tanto por autoridades locales como por pandilleros o delincuentes comunes. Y actualmente, desde que las personas empezaron a aplicar en la CBP ONE aunque lleven su cita, elementos policiacos del municipio de Piedras Negras, les asaltan, les quitan documentos, en algunas ocasiones se los han roto o los entretienen para que no lleguen a tiempo para su cita”.

Se siguen enfrentando con elementos de la Guardia Nacional en todo su tránsito hacia el norte, sufriendo delitos como el robo, la extorsión, el acoso, el hostigamiento sexual, especialmente en el caso de mujeres y últimamente, con el arribo de grupos más grandes a la frontera, se establecieron retenes que además de inconstitucionales, se utilizan para revisión de documentos.

“Autoridades que no tienen competencia comienzan a solicitar documentos migratorios, cuando esto es solamente una competencia del Instituto Nacional de Migración. Solamente lo puede hacer otra autoridad, siempre y cuando sea una solicitud por escrito del INM, estableciendo los puntos, horarios y la temporalidad. Pero no ha sido así, es muy discrecional el asunto y esto genera también que las personas no solamente se enfrenten a este tipo de situaciones sino que lo normalicen y piensen que esto lo tienen que vivir o eso tiene que pasar a fin de lograr su cometido”, señaló.

Joselo advierte que en el municipio de Piedras Negras establecieron un tipo de inspectores que se encargan de verificar que no haya migrantes en las calles, ni pidiendo dinero y han detenido a muchos migrantes que después liberan, pero a dos cuadras de la estación de policía que otra vez los detiene. En los albergues tienen registro de quiénes han estado detenidos hasta 72 horas sin haber cometido ningún delito.

UN PATIO DE JUEGOS PARA LA NIÑEZ MIGRANTE 

Le pregunto a Joselo sobre los niños y niñas que viajan con sus familias, quiero saber si los ve angustiados o lastimados, si llegan retraídos o enojados. Pero me tranquiliza escuchar que los infantes al no ser tan conscientes de la situación como los adultos tienen menos estrés y así los percibe cuando ingresa al albergue

“Cuando llegan al albergue, papá y mamá saben que están en un espacio seguro y pueden dejar a sus hijos en el patio. Afortunadamente en Saltillo ya tenemos una voluntaria, que de lunes a viernes tiene un tiempo de trabajo y ejercicios con infantes. Eso ha permitido que los niños y niñas no solamente estén solos y también puedan tener estos espacios que les han sido arrebatados por distintas situaciones, tener acceso a ejercicios de recreación, educativos y lúdicos que permiten que su conocimiento siga aumentando”, me explicó.

La Casa del Migrante en Saltillo es un oasis en la travesía de los migrantes, pero ¿cuánto tiempo pueden permanecer ahí? 

“Reglamentariamente son 3 noches y esto lo decidimos a partir del 26 de octubre del 2020 que volvimos a abrir el albergue, después de la pandemia por COVID. Pero lo cierto, es que estando tan cerca de la frontera y con las condiciones tan diversas en que llega cada una de las personas que migran, a veces se quedan un poco más de tiempo, sobre todo cuando hay familias o mujeres viajando solas. Pueden llegar a quedarse hasta 3 o 4 meses. Hay casos en los que han sido albergados 8 meses o 1 años, por circunstancias muy concretas como problemas con su salud física o salud mental. También se quedan más tiempo aquellos que no tienen ninguna red de apoyo en Estados Unidos o en su lugar de origen, apoyamos a las personas que les toca bregar solas en su camino hasta lograr su objetivo”, comentó Joselo.

En la Casa del Migrante de Saltillo esperan que sigan llegando los migrantes, 6 mil migrantes es el promedio anual que reciben, con excepción del año 2021 que atendieron a 7 mil 102 personas. No obstante, se están preparando en infraestructura, alimentos y mentalmente en caso de que alguno de los grupos grandes que no deportan a su lugar de origen acudiera con ellos. 

Y ¿quién cuida al cuidador? Ante el estrés del contacto con historias humanas tan sensibles como las de quienes migran y son rechazados o maltratados, quiero saber cómo se cuida José Luis Manzo, nuestro valioso Joselo.

“Tengo mi propia red secreta, porque nadie conoce a las personas con quienes yo tengo mis espacios de contención. Y una de esas personas, muy importante en esa red, es mi mamá”, me confió. 

Somos un equipo de 4 personas en la atención humanitaria y todos sabemos que si necesitamos apoyo psico-emocional o psico-social o terapia psicológica, podemos solicitarlo y hay psicólogas de la Universidad Autónoma de Coahuila que hacen ese servicio de manera gratuita. Y conocen nuestro trabajo porque fueron muy cercanas también al Padre Pedro. También hay un apoyo muy grande por parte de nuestro director, el maestro Alberto Xicoténcatl y de los compañeros y compañeras que están en el área de protección. 

“Somos un equipo bastante sólido, obviamente con diferencias porque somos humanos, pero en los momentos de dificultad estamos muy cohesionados y tenemos el apoyo también de gente que hace su servicio una vez al mes. Personas muy atentas que conforman una red fuerte”, afirmó.

LA SOCIEDAD TIENE QUE APRENDER

Por último, le pregunté a Joselo sobre las nacionalidades de los migrantes que están llegando al albergue. Su respuesta es un termómetro que coincide con lo que afirmó Jorge Lara desde su perspectiva de analista en temas internacionales y de seguridad.

“Hay grupos o nacionalidades que siguen moviéndose desde Honduras, El Salvador y Guatemala. Pero, desde el año 2021 recibimos grupos grandes de Haití y África que llegaron a Ciudad Acuña. Además de personas originarias de Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela. Los venezolanos son el grupo más grande dentro del albergue. De los países africanos que recibimos migrantes están Senegal, Congo y Eritrea”, afirmó. 

Para Joselo, es posible distinguir 3 olas de migración venezolana, muy rápidas:

  1. Personas con perfiles profesionales y académicos, que tuvieron un buen puesto de trabajo en su país. 

  2. Personas de clase media.

  3. Personas de municipios o localidades que no son propiamente citadinos o cercanos a la capital, con grados menores de estudios pero que al final del día enfrentan la misma situación que enfrentan los primeros que pudieron salir de su país. 

La experiencia de José Luis Manzo, Joselo, o el análisis de Jorge Lara nos apuntan a que los miles de migrantes “estacionados” en México están cambiando a la sociedad norteña y del sur y centro del país. Nos hacen ubicarnos en el lado de la historia que queremos estar, una historia de personas que tiene su lado de abusos y atropellos. O la historia de personas que extienden sus manos hacia los migrantes como el Padre Pedro lo hizo y les enseñó a otros a hacerlo.