Hormigas en los bolsillos físicos, ¿y digitales?

De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor este tipo de erogaciones pueden ascender hasta a 32,000 pesos al año

Probablemente has escuchado sobre los gastos hormiga desde hace varios años, incluso existen ejemplos claros sobre ellos; sin embargo, con el paso del tiempo y el avance de la tecnología es probable que se agreguen algunos o que incluso otros parezcan desconocidos. 

Para empezar, es importante entender que los gastos hormiga son pequeñas compras constantes y periódicas que por un costo “pequeño”, no presupuestamos pero que al final del día impactan de manera importante en nuestras finanzas personales. 

De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) este tipo de erogaciones pueden ascender hasta a 32,000 pesos al año. 

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¿Cuáles son los gastos hormiga más comunes?

Entre las hormiguitas más comunes en nuestros bolsillos se encuentran: 

  • Dulces, snacks y golosinas
  • Gaseosas y cigarrillos
  • Comer fuera de casa 
  • Compras compulsivas de ropa, zapatos y accesorios
  • Café preparado
  • Taxis 
  • Cócteles, cervezas u otras bebidas alcohólicas

Aunque la recreación es parte de nuestras necesidades básicas, esta también debe ser planeada y presupuestada, por ello, para identificar si la siguiente compra o “gustito” se trata de un gasto hormiga, veamos si cumple las siguientes características: 

  • Es una compra reemplazable o evitable
  • No abona a nuestra salud o desarrollo
  • Hacemos esa compra de manera constante y no está en nuestro presupuesto 
  • No tenemos idea de cuánto gastamos en ello al final del mes 

Tecnología, ¿aliado o enemigo?

Una vez teniendo claro a qué nos referimos cuando hablamos de gastos hormiga es importante tener muy en cuenta que algunos de ellos se encuentran en la palma de nuestra mano, es decir, en nuestro celular o computadora. 

Se trata de los gastos hormiga “digitales”, es decir, esas compras o contrataciones de servicio que realmente no utilizamos o utilizamos muy poco pero por su “bajo costo” nos parece inocente hacerlas. Tal es el caso de: 

  • Pedidos de comida o supermercado en aplicaciones de delivery 
  • Suscripciones a servicios de streaming, con una aplicación es más que suficiente, pues además de llevarse tu dinero, es probable que mermen en nuestra productividad 
  • Pedidos de ropa, accesorios y más en marketplaces, aunque actualmente existen aplicaciones que ofrecen productos tan baratos que es de no creerse, es indispensable detenerse a pensar si de verdad necesitamos esos artículos 
  • Viajes por aplicación, el servicio de transporte es indispensable en el día a día, pero a veces tomamos este tipo de viajes para trayectos que pueden hacerse en transporte público e incluso caminando y con ello ahorrar

El tema con los gastos digitales además, es que como solemos hacerlos con las tarjetas de crédito perdemos la noción de cuánto dinero hemos invertido en ellos y sobre todo, cuánto nos hemos endeudado. 

Pero las aplicaciones no siempre son malas, así como hay algunas que nos sirven para hacer compras también hay otras que tienen la finalidad de ayudarnos a controlar nuestras finanzas. 

Para obtener todos los beneficios de esto, primero es importante considerar todos los gastos susceptibles de digitalizarse e identificar aquellos que no, aunque lo más importante es tener bien claros los objetivos a corto, mediano y largo plazo, ya sea ahorrar, comprar un bien mayor e incluso viajar. 

Después de ello, elegir entre un universo de más de 100 opciones de apps disponibles para controlar los gastos, pero sobre todo, ser constantes con su uso. 

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