La Pandemia COVID-19 dejó heridas profundas en las familias mexicanas por los muertos, huérfanos, desempleados y cierre de negocios. Pero también porque los responsables de las políticas públicas nos dejaron a nuestra suerte como ciudadanía. Estuvimos solos para cuidarnos y sobrevivir al cierre de fuentes de trabajo, no acceso abierto y transparente a vacunas y nuevas condiciones laborales como el trabajo a distancia. Fueron años difíciles que queremos dejar atrás lo antes posible. Sin embargo, lo ocurrido fue de tal magnitud que no basta con darle vuelta a la hoja de la historia, debemos recapitular para no repetir la tragedia.
Es indispensable evaluar desde la política pública lo hecho durante la pandemia Covid-19, no podemos juzgar lo que hicimos como ciudadanía siguiendo las nuevas disposiciones normativas de las autoridades. Estuvimos enfocados en no enfermar ni perder la fuente de ingreso o el patrimonio. La principal responsabilidad en el manejo económico, social, educativo y de salud estuvo en el ámbito de la administración pública y en manos de funcionarios federales. Así, la tarea de entender las circunstancias de lo vivido requiere de objetividad y sentido crítico. No hay espacio para la complacencia en esta revisión. El reto que tenemos como sociedad es la resiliencia.
Si bien la pandemia fue global y la desaceleración económica también, los efectos en México tuvieron una mayor gravedad por los criterios que se aplicaron en el manejo de la extraordinaria circunstancia pandémica. La información que voy a abordar fue presentada en el Informe Final de la “Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México”, cuyo reporte es una invitación a “Aprender para no repetir”. Un análisis complejo y sustentado de esa realidad heterogénea.
Esta comisión independiente, no gubernamental ni partidista, la integraron 17 hombres y mujeres científicos, investigadores y profesionales que realizaron un loable esfuerzo para ayudarnos a entender lo que se hizo y por qué salió mal. Para comenzar, en su boletín de prensa del pasado 30 de abril, especifican que “la Ciudad de México se convirtió en la zona más mortal durante la segunda ola de la pandemia”. Esta sola expresión es terrible si consideramos que la Ciudad de México, además de la más poblada entidad del país, es la que concentra la mayor cantidad de comercio informal y callejero. Esto es, personas que dependen de lo que ganan al día en las calles para vivir. Vendedores, cuidadores, personas que carecen de seguridad social.
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“De diciembre de 2020 a enero 2021, la Ciudad reportó 24% de las muertes en exceso, aunque solo contaba con el 7.3% de la población. Esto ocurrió después del uso de datos incorrectos o falsos para el cálculo del semáforo de riesgo y la posposición de las medidas sanitarias conducentes. La directriz “Quédate en casa” causó un efecto perverso”. Un gran número de pacientes llegó muy tarde al hospital …”, Mariano Sánchez Talanquer y Jaime Sepúlveda (coords.), Informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México, Ciudad de México, 2024.
Malos resultados del manejo oficial a la crisis por Covid-19, la esperanza de vida se redujó y lo logrado en salud materna y perinatal tuvo un retroceso importante, la migración pasó de un integrante de la familia a todo el núcleo familiar. Estos son los datos que comunicó la CIIPCM:
- Reducción de la esperanza de vida de 4 años entre 2019 y 2021 para los mexicanos y mexicanas. Un retroceso de casi tres décadas y uno de los mayores retrocesos mundiales por la pandemia Covid-19.
- La tasa de mortalidad materna creció 59% de 2019 a 2021, y aunque disminuyó después, se mantuvo por encima de los niveles pre pandemia. La tasa de defunciones perinatales aumentó 18% de 2018 a 2022.
- La migración de mexicanos a Estados Unidos creció de 10 mil encuentros con autoridades fronterizas en 2017 a 70 mil a finales de 2023. Antes eran individuos quienes buscaban llegar al país del norte para trabajar y hoy son familias enteras.
Con estos últimos datos sobre las muertes en exceso, la manipulación del semáforo de riesgo y una directriz errónea que provocó atención tardía al virus y muertes innecesarias, además de mayor migración familiar, tenemos el preámbulo suficiente para revisar lo que este informe encontró en el manejo de la economía nacional durante la pandemia.
Y comienza recapitulando con la recomendación que hizo la OCDE a mediados de marzo del 2020 de ajustar los programas financieros y fiscales para enfrentar la crisis sanitaria. Otros países, las principales economías mundiales, actuaron con rapidez; mientras que la respuesta del Ejecutivo mexicano se conoció el 5 de abril siguiente, durante la “mañanera” y fue para reafirmar su plan económico sin cambios. Lo que provocó una recesión severa de la economía mexicana.
“Nuestro país había observado un crecimiento muy modesto en 2018 (2%), pero en 2019 entró a una recesión que contrajo el producto (-0.1%) acompañado de indicadores básicos también a la baja, especialmente la inversión total que ya había acumulado un descenso de 18 meses consecutivos. A febrero de 2020, su crecimiento anual se ubicó en -10.2%. En el caso de la inversión pública, entre el cuarto trimestre de 2018 y el cuarto trimestre de 2020, se verificó un desplome de 25%. Dada la convicción procíclica del presidente de la república, el gasto público se contrajo y la recesión fue, por eso, inevitable y más severa.”, señaló el informe.
En la narrativa oficial esta recesión y los pronósticos de crecimiento negativo dieron origen a las frases que socializaron la política económica de este sexenio: “austeridad republicana”, “economía moral” y “humanismo mexicano”. Lo que significó una deficiente estrategia con:
- Austeridad fiscal, en pandemia y con excepción del último año, 2024, año electoral.
- Reasignación del gasto federal en favor de los programas sociales, las obras prioritarias del presidente y las fuerzas armadas.
- Mantener balance entre ingresos y gastos en las finanzas públicas (postura procíclica).
- Apertura comercial con Norteamérica (renovación del T-Mec).
- Descenso en el gasto de bienes y servicios públicos (educación, salud, infraestructura, etc.).
- Contención de la inversión pública.
- Ausencia de políticas de fomento y desarrollo. Empresarios, comerciantes y profesionales independientes se quedaron solos.
- Incrementos significativos en el salario mínimo.
En este último apartado, aumentar el salario mínimo aunado a una baja generación de empleos solamente provocó mayor pobreza. La presión a las empresas micro, pequeñas y medianas fue la peor de las últimas décadas.
“El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) observó que en el 2018, 8.7 millones de mexicanos estaban en pobreza extrema y 43.2 millones en pobreza, lo que representa el 7% y el 34.9% de la población respectivamente. Mientras tanto, el 8.0% era considerada vulnerable por ingresos, el 26.4 vulnerable por carencias sociales y casi la cuarta parte (23.7%) era no vulnerable. A muy grandes rasgos esta era la sociedad mexicana que estaba a punto de recibir el impacto de la peor crisis sanitaria en un siglo”, destacó el informe.
Estos son los datos de pobreza y vulnerabilidad social en México durante el 2020:
Pobreza extrema |
8.7 millones de personas (7%) |
Pobreza |
43.2 millones de personas (34.9%) |
Vulnerabilidad por ingreso |
9.9 millones de personas (8%) |
Vulnerabilidad por carencia |
32.7 millones de personas (26.4%) |
Ni pobre ni vulnerable |
29.3 millones de personas (23.7%) |
Fuente: Mariano Sánchez Talanquer y Jaime Sepúlveda (coords.), Informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de covid-19 en México, Ciudad de México, 2024, p. 340
Contrario a la teoría económica, ante el escenario de contracción del crecimiento, se refrendó el no aumento del gasto público para generar ahorros forzados. La fuerza laboral del gobierno es una de las mayores en la economía y en la Ciudad de México, en ese apartado la siguió una fórmula aplicada en otros periodos de crisis: no despidos a quienes tenían plaza, no renovaciones a honorarios, prohibición a la contratación de personal nuevo y reducción de los salarios de los altos mandos “quienes no tendrían aguinaldo ni alguna otra prestación de fin de año. De esa suerte el decreto obligaba a no ejercer el 75% del presupuesto de rubros como servicios generales y suministros, cancelar 10 subsecretarías y el cierre de la mitad de las oficinas gubernamentales. No habría nuevos programas para quienes, en el confinamiento, necesitaban trabajo y salir en busca de ingreso; al contrario, se buscó un reforzamiento de los programas existentes: pensión para adultos mayores, para personas con discapacidad, sembrando vida, hijos de madres trabajadoras y becas Benito Juárez”.
En paralelo, se dio un trato preferencial a la Secretaría de Salud, Guardia Nacional, Marina y Defensa Nacional. Todas estas medidas tuvieron vigencia hasta el 31 de diciembre de 2020.
En resumen, “Quédate en casa” no estuvo acompañado de ningún apoyo económico no clientelar. Y eso aumentó la desigualdad social, fue evidente la diferencia entre quienes veían en quedarse en casa un tiempo para reflexionar, leer o disfrutar ese tiempo fuera de la rutina, fue evidente que cuidarse no era lo mismo entre quienes pudieron viajar a Estados Unidos a aplicarse vacunas y los que tuvieron que esperar a que el gobierno programara su aplicación. Peor la desigualdad entre quienes al enfermarse pudieron ir a hospitales privados a atenderse y quienes no tuvieron acceso ya al extinto Seguro Popular.
De acuerdo con la primera Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en abril de 2020 la participación laboral, la población ocupada y las horas trabajadas disminuyeron respecto a marzo, a la vez que se incrementó la subocupación laboral.
“La ocupación pasó de 57.4 millones de personas en marzo de 2020, a 45.4 millones de personas en abril quienes, en su mayoría, perdieron la posibilidad de recibir ingresos. Ante esa perspectiva, muchos mexicanos ya no buscaron empleo: la población no ocupada con disponibilidad para trabajar, pero sin buscar activamente un empleo, pasó de 5.9 millones de personas en marzo, a 20 millones de personas en abril de 2020. En ese mismo mes, las horas trabajadas se redujeron significativamente. La participación de quienes trabajaron más de 35 horas a la semana se redujo en una tercera parte, al pasar de 74.8% en marzo de 2020 a 48.3% en abril. La pérdida de ocupación, del deseo de buscar trabajo y el subempleo en el mes de abril 2020 reportada por el INEGI no tenía precedente”. CIIPCM, p. 343 y 344
Datos duros sobre el empleo y pobreza en 2020:
- En septiembre de 2020 el 44.5% de la población sufría pobreza laboral, CONEVAL.
- De marzo a diciembre de 2020 el Instituto Mexicano del Seguro Social perdió a 709,211 empleados inscritos.
- En julio, más de 12 millones de personas habían caído en situación de pobreza, e incluso las clases medias y altas sufrieron disminuciones en sus niveles de vida, CIIPCM.
- El saldo económico y social que dejó la pandemia al término de 2020 fue captado por el Coneval: la pobreza pasó de 41.9 a 43.9% de la población, un aumento de 3.8 millones de personas (51.9 millones de personas en 2018 y 55.7 millones en 2020), CIIPCM.
- El segundo trimestre de 2020 la economía tuvo una caída equivalente a la quinta parte del producto total, un hecho que no tiene precedente en la historia económica nacional, CIIPCM.
- Durante la mitad del 2021 se presenta una tasa aparentemente muy alta porque su punto de partida proviene de una base muy baja, CIIPCM.
- 31 meses tardó nuestra economía en recuperar el tamaño que tenía al comenzar la crisis, CIIPCM.
- Argentina tuvo un peor desempeño que México, CIIPCM.
- El economista José Casar ha llamado a la estrategia del presidente López Obrador “la excepcionalidad mexicana” porque sobresale en su obcecación de no utilizar, o utilizar lo menos posible, recursos frescos para atender los múltiples efectos nocivos que la pandemia trajo a la salud, la sociedad y la economía, CIIPCM.
PANDEMIA: SALDOS ECONÓMICOS Y SOCIALES EN MÉXICO (2020) |
|
Aumento de la pobreza |
3.8 millones de personas |
Empleo perdido en algún momento de 2020 |
10.6 millones de personas |
Ocupación perdida al término de 2020 |
2.4 millones de personas |
Reducción de la clase media |
6.2 millones |
Muerte de negocios |
1,010,857 |
Contracción del PIB |
8.7% |
Tiempo de recuperación |
31 meses |
Fuente: CIIPCM, 2024