La combinación de un crecimiento económico modesto, una inversión y consumo débiles, y una generación de empleo en declive, sugiere que se necesitarán esfuerzos significativos para revertir estas tendencias.
Un enfoque en la regulación adecuada, competencia sana, entorno fiscal competitivo y Estado de Derecho será esencial para asegurar un futuro económico más sólido y próspero para México, enfatizó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
La economía mexicana ha experimentado un desempeño mixto a lo largo del año, con señales de una leve mejora pero también con indicios de desafíos persistentes que podrían influir en su cierre anual.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Producto Interno Bruto (PIB) creció un 0.3% en el primer trimestre del año respecto al trimestre anterior, y un 1.9% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Sin embargo, estas cifras estuvieron por debajo de las expectativas de los especialistas, que anticipaban un crecimiento del 0.33% y 2.3%, respectivamente.
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Consumo e inversión: factores clave
Según un análisis del CEESP, el consumo y la inversión, son los motores fundamentales del crecimiento económico, y no han mostrado mejoras significativas.
Las ventas al por menor registraron un avance anual de apenas 0.5% en abril, marcando una clara tendencia a la baja. Por otro lado, aunque la inversión fija bruta creció un 10.5%, este incremento fue el menor en los últimos quince meses, lo que indica una tendencia decreciente preocupante.
Empleo formal en declive
La generación de empleo formal ha sido afectada de manera notable. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en junio se registró una reducción de 29,555 trabajadores afiliados, acumulando una pérdida total de 54,758 empleos en los últimos dos meses. Esta situación refleja una disminución en la confianza empresarial y una ralentización en la contratación de personal.
Expectativas de crecimiento
Las proyecciones de crecimiento para el presente año no son alentadoras. Los especialistas prevén un crecimiento económico del 2.0% para 2024, y una cifra aún menor del 1.68% para 2025.
Además, se anticipa que el debilitamiento de la actividad económica continuará en los próximos años, con un crecimiento promedio anual de solo 2.0% en la próxima década, similar al registrado en los últimos 30 años.
Política monetaria y fiscal
La inflación persistente y la política monetaria restrictiva del Banco de México también juegan un papel crucial en el panorama económico.
El banco central mantuvo sin cambios su tasa de interés desde marzo, como respuesta a la presión inflacionaria. En cuanto a las finanzas públicas, los ingresos totales aumentaron un 5.4% en términos reales en el periodo enero-mayo, con la recaudación del IVA creciendo un 3.9%, lo que sugiere una falta de reactivación del consumo.
Sin embargo, la recaudación del Impuesto sobre la Renta (ISR) disminuyó un 0.9%, reflejando la debilidad de la actividad económica.