En el competitivo mundo de los negocios, la codicia y la ambición pueden llevar a las organizaciones a límites insospechados, especialmente cuando se operan en mercados desregulados. Este artículo examina un caso real que destaca cómo un ambiente de control fallido puede desencadenar una serie de eventos catastróficos, desde el auge vertiginoso hasta la caída estrepitosa. A través de una narrativa detallada, se explora los personajes clave, las decisiones cruciales y las prácticas contables cuestionables que llevaron a una de las bancarrotas más infames y famosas de la historia corporativa.
Antecedentes: Un cóctel de codicia y autoengaño
Los protagonistas de esta historia incluyen una amplia gama de participantes: fundadores, ejecutivos, consejeros, banqueros, auditores, abogados, inversionistas y analistas. Lo que comenzó como una empresa prometedora en la industria del gas, durante un periodo de desregulación en los Estados Unidos, se transformó en un experimento sin freno en la búsqueda de beneficios desmesurados. El ambiente desregulado permitió a estos actores explorar modelos de negocio no probados y, en última instancia, disfuncionales.
Perfiles de los protagonistas
El fundador era un líder carismático pero conflictivo, más interesado en el glamour y la imagen corporativa que en la rentabilidad de la empresa. Su incapacidad para tomar decisiones impopulares permitía a los ejecutivos eludir las políticas administrativas, erosionando así el control interno.
El consejero y jefe de staff se caracterizaba por su mano firme, que impulsó la consolidación de la empresa en el periodo de transición a la desregulación de la industria del gas. Bajo su liderazgo, la empresa mejoró costos y negoció con terceros, alcanzando cierta rentabilidad. Sin embargo, las utilidades no eran suficientes, lo que llevó a buscar modelos de negocio más lucrativos, aprovechando la desregulación de la industria.
El CEO, quien desplazó al jefe de staff tres años después, un hombre de aguda inteligencia, pero con poca experiencia en la industria energética, revolucionó no solo la cultura de la empresa sino también la industria. Su enfoque simplista y agresivo para conceptualizar ideas le permitió convencer e intimidar a partes iguales. Desafortunadamente, esta simplificación también excluía detalles críticos, llevando a decisiones basadas en percepciones erróneas de la realidad. Buscaba rodearse de personas codiciosas y elitistas, características que consideraba las de mayor motivación, el CEO buscaba maximizar ganancias sin considerar las habilidades blandas o la ética.
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El boom de crecimiento y las prácticas contables
La empresa, bajo la dirección de su ambicioso CEO, se aventuró en el mercado de derivados financieros, vendiendo y comprando gas a través de contratos a largo plazo.
Esta estrategia le valió el título de "la compañía más innovadora de América" por seis años consecutivos según la revista Fortune. Sin embargo, este éxito aparente ocultaba prácticas cuestionables.
En lugar de utilizar la contabilidad de costo histórico, como era habitual en la industria del gas, la empresa obtuvo autorización para aplicar el método de mark-to-market. Esta técnica que se empleaba para los instrumentos financieros permitía reconocer el total de los ingresos estimados al firmar un contrato, en lugar de cuando realmente se realizaban.
Aunque esta práctica se consideraba legal para los derivados, no lo era para quienes administraban y ejecutaban los contratos, además la empresa comenzó a crear estimaciones de precios de gas a largo plazo, mucho más allá de los 12 meses comunes, llegaba a 10, 15 y hasta 20 años, con el objetivo de inflar artificialmente sus resultados financieros.
Esto trajo como resultado, primero, que la diferencia entre utilidades y efectivo empezó a agrandarse mucho, la empresa se presentó al mundo generando millones de ganancias cuando no había recibido aún ni un centavo. Segundo, que el crecimiento de la empresa se empezara a complicar, ya que el precio de las acciones se disparó con el registro de los primeros contratos de largo plazo.
Se esperaba que estos se administraran y se recibiera el cobro, pero no hubo más crecimiento acelerado, la empresa se dedicó a cerrar contratos en el mundo, sin dedicarse a administrarlos.
La disparidad entre las utilidades reportadas y el flujo de efectivo real se volvió alarmante, y la compañía se enfrentó a una presión creciente para cumplir con las expectativas del mercado.
Ambiente de control y cultura corporativa
El ambiente de control en una empresa es crucial para garantizar la sostenibilidad y la integridad de sus operaciones. Cuando se da prioridad al riesgo desmedido, se incentiva la codicia y se impone una cultura de cumplir objetivos a cualquier costo, se crea un entorno donde la ética y la responsabilidad se vuelven secundarias.
Si bien la innovación y la toma de riesgos son vitales para el crecimiento y la competitividad de una empresa, estos deben ser cuidadosamente medidos, calculados y gestionados.
Un ambiente de control completamente libre y desregulado, donde los incentivos están alineados con la búsqueda de beneficios a corto plazo sin considerar las consecuencias a largo plazo, puede llevar a la normalización de comportamientos poco éticos.
Este tipo de cultura organizacional, donde se aprende a relegar la ética en favor del éxito inmediato, es inherentemente insostenible. Eventualmente, las prácticas irresponsables y los riesgos no mitigados pueden llevar a consecuencias desastrosas, como fraudes, quiebras y pérdidas de reputación, afectando no solo a la empresa, sino también a todos sus stakeholders. Es fundamental que las organizaciones establezcan un marco de control robusto que promueva la responsabilidad y la transparencia, asegurando así un crecimiento saludable y sostenible.
El papel del equipo de contadores y auditores
El jefe de contabilidad, a pesar de tener el poder de detener los negocios arriesgados del joven inexperto nuevo director de finanzas, optó por facilitar las operaciones, respaldado por un equipo de 600 contadores.
Este equipo, junto con 30 ex miembros del FASB, se encargaba de identificar vacíos normativos y suavizar las irregularidades contables. A pesar de estar conscientes de que operaban al límite de la norma, muchos contadores consideraban orgullosamente que actuaban de manera creativa y dentro de los márgenes legales.
Los auditores externos también jugaron un papel crucial en este desmoronamiento. Al trabajar tan de cerca con la empresa, adoptaron una postura complaciente, emitiendo opiniones positivas para no perder a un cliente tan lucrativo, a pesar de haber clasificado al cliente como de alto riesgo.
Los lectores de los estados financieros en entrevistas dijeron frases como "sus documentos financieros no eran solo complicados, eran incomprensibles", "esta es una empresa en la que solo debes confiar", "el objetivo del CFO era en general siempre el mismo: confundir". La transformación de la firma auditora, de un pequeño despacho a una entidad prominente con auditores y consultores, exacerbó esta convivencia, culminando en su propia destrucción tras la bancarrota de la empresa.
Importancia de la ética en la profesión contable
La ética es un pilar fundamental en la profesión contable y para los contralores corporativos, quienes tienen la responsabilidad crucial de garantizar la veracidad y la transparencia de la información financiera.
A pesar de la presión para colaborar en la mejora de la apariencia financiera de la empresa, estos profesionales deben actuar como guardianes de la información, asegurándose de que los estados financieros reflejen con precisión la situación real de la organización.
En el caso presentado, la falta de ética y la complicidad en prácticas engañosas llevaron a un grave desprestigio para los contadores y auditores involucrados. Esta situación no puede normalizarse; la ética no es simplemente un concepto filosófico o una obligación legal, sino una parte esencial de la profesión que debe ser vivida y practicada diariamente.
Para recuperar el prestigio y la confianza en la profesión, los contadores deben actuar con integridad y responsabilidad, cumpliendo con las expectativas éticas y legales. En este caso, aunque muchos veían la avalancha de problemas que se avecinaba, creían erróneamente que nunca los alcanzaría. Es imperativo aprender de estos errores y priorizar la ética por encima de cualquier incentivo financiero o presión empresarial.
Revelación de los fraudes, delitos y faltas
La falta de un ambiente de control efectivo permitió una serie de fraudes y delitos. La falta de transparencia en sus documentos financieros y la confusión deliberada creada por el CFO se combinaron para ocultar la verdadera situación financiera de la empresa.
Durante las investigaciones después de la bancarrota se descubrieron varios de los fraudes realizados por diferentes áreas bajo la complacencia del Consejo. A continuación, menciono algunos:
- transferencia de ganancias de un año a otro (profit shifting)
- escondían su gran pasivo para cumplir con covenants de los bancos y seguir obteniendo préstamos para pagar otros que estaban por vencer
- diversificación de fondos a cuentas personales y familiares
- pago de bonos a traders sin explicación a ejecutivos: ambiente de que no importa que los empleados roben a la empresa si también traen ganancias
- un departamento lleva dos libros de contabilidad, uno se enviaba al corporativo y el otro tenía las actividades reales
- departamentos crearon empresas en las Islas Caimán
- en la revisión del cumplimiento de la política para prevenir pérdidas significativas se informó que los empleados practicaban la destrucción diaria de los reportes. El despacho se rehusó a opinar de las acciones y de su materialidad en sus informes
- el Consejo miró hacia otro lado por años hasta que los empleados cometieron el peor error que pudieran cometer: dejaron de hacer dinero
Conclusiones y lecciones aprendidas
Las consecuencias de este colapso fueron devastadoras: bancarrotas, desprestigio, encarcelamientos y hasta suicidios, por no extenderme demasiado. Además, se implementaron nuevas regulaciones para evitar que un desastre similar ocurriera en el futuro.
Este caso destaca la importancia de mantener un ambiente de control robusto, seleccionar cuidadosamente los perfiles de los ejecutivos y staff, y adherirse a una ética profesional estricta. Es un recordatorio de que, en el mundo de los negocios, no existen atajos seguros hacia el éxito y que, a menudo, la avaricia puede cegar incluso a los profesionales más inteligentes.
En resumen, este caso real es una lección sobre los peligros de ignorar las señales de advertencia y la importancia de un liderazgo ético y responsable en la gestión empresarial. Es un llamado de atención para todos en la profesión contable y financiera a valorar la integridad y la transparencia por encima de las ganancias inmediatas.
Caso de Enron: Un Desenlace Trágico
El caso descrito corresponde a Enron, una de las mayores empresas de energía de Estados Unidos, que se destacó por su rápida expansión y su innovador enfoque en el mercado de la energía.
Fundada en 1985, Enron creció rápidamente y fue reconocida como la compañía más innovadora de América por la revista Fortune durante seis años consecutivos antes del 2000.
Sin embargo, en diciembre de 2001, la empresa se declaró en bancarrota, marcando uno de los mayores colapsos financieros de la historia. El 2 de diciembre de este año se cumplirán 23 años desde que Enron se declaró oficialmente en bancarrota en EEUU, desencadenando una crisis que impactó profundamente la industria financiera y contable.
Referencia
La información de Enron presentada en este artículo se ha tomado del libro The Smartest Guys in the Room, escrito por Bethany McLean y Peter Elkind.