Las últimas reformas fiscales que se han tenido en México fueron eminentemente recaudatorias y han dejado de lado, entre otros aspectos, temas como reinversión de capitales, estímulos fiscales que fomenten el desarrollo e investigación en tecnología, y en general la detonación de la economía en el país.
De forma contrastante, los Estados Unidos de América (EU) están trabajando en una reforma tributaria encaminada a la búsqueda de apoyar la inversión y el desarrollo, así como estimular el ahorro y atraer nuevos inversionistas.
El pasado 2 de diciembre el Senado del vecino del norte aprobó el proyecto de reforma fiscal1, tras una votación muy cerrada (49-51).
A continuación, Jorge García González, Socio de Impuestos, Giovanna Pantoja Ríos y Luis Ricardo Garcia de Alba Flores, ambos Senior de Global Compliance and Reporting (GCR) de EY México, comentan en qué consiste la reforma tributaria de los EUA y qué tendría que hacer nuestro país para contrarrestar sus efectos.
Cambios tributarios en EUA
Con la finalidad de atraer inversionistas al territorio estadounidense, el plan del Senado incluye cambios significativos en su sistema tributario. Una de las propuestas de la reforma fiscal del actual presidente de los EUA, Donald Trump, es reducir la tasa del ISR para las empresas estadounidenses, implementar un sistema de impuestos territoriales; e imponer reglas de erosión contra la base gravable, entre otros. La cámara de representantes y el Senado finalmente han llegado a un acuerdo.
Entre los aspectos más importantes destacan:
- reducción de la tasa corporativa que pasaría del 35 % al 21 %, cuya entrada en vigor se estima para el 1o. de enero de 2018
- un sistema de renta territorial, enfocado principalmente en no gravar los dividendos provenientes de subsidiarias extranjeras
- derogación del impuesto mínimo alternativo corporativo (AMT, por sus siglas en inglés)2
- establecer un único impuesto de repatriación de capitales del 7.5 % y una tasa del 14.5 % para efectivo3
- diminución de las tasas de las personas físicas para quedar con una máxima del 37 %, y mantener los siete rangos individuales contenidos en el sistema tributario
- limitar la deducción por pagos de intereses a partir del ejercicio fiscal 2018, con un procedimiento específico que consideraría una limitante del 30 % sobre el denominado concepto de “ingreso ajustado gravable”
- deducción del 100 % para las empresas respecto de las nuevas inversiones adquiridas dentro de un tiempo específico
- reducción por dividendos recibidos (DRD, por sus siglas en ingles) de otras pequeñas empresas o aquellas tratadas como “dividendos calificables” se disminuirían del 70 % al 50 %. El DRD de corporaciones con un 20% de propiedad se reduciría del 80% al 65%. La propuesta se aplicaría a los años fiscales que comiencen después del 31 de diciembre de 2018, y
- creación de un nuevo impuesto para efectos de no erosionar la base en los EUA (Excise tax); sin embargo, dicha reforma no fue aprobada. La propuesta incluía la aplicación de un impuesto del 20 %4 a los pagos efectuados por compañías estadounidenses a sus afiliadas o partes relacionadas en el extranjero5
A la fecha de cierre de esta edición, la expectativa es que, a más tardar el 24 de diciembre del 2017, el presidente Donald Trump firme el proyecto de ley.
Efectos fiscales en México
A la luz del alcance que tendrá la reforma fiscal de EU en nuestro país, llega el momento de revisar el sistema tributario mexicano y mejorarlo, de manera que sea competitivo frente a la ola de cambios que traerá consigo la implementación de las nuevas regulaciones en el país del norte.
Ante una inevitable reforma estadounidense, las alternativas que tendría nuestra nación para poder contrarrestar sus efectos y ser más competitiva, entre otras serían:
- ampliar la base de contribuyentes
- unificar y generalizar la base y tasa de los impuestos indirectos
- revisar las tasas de ISR aplicables a personas físicas, y
- promover la investigación y desarrollo
Desde luego, también se debe analizar la posibilidad de bajar algunos puntos la tasa corporativa del ISR en territorio nacional. Lo anterior debe realizarse considerando la viabilidad y realidad de que México pueda tomar más deuda, así como una mejor administración considerando el gasto público, por ejemplo, revisar cuidadosamente los programas sociales.
En este contexto, se cuestiona si el plan de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) llega en el momento para ponerlo en marcha, pues si bien es una iniciativa que permitirá desarrollar y potenciar el crecimiento de regiones específicas de la República Mexicana, los beneficios fiscales y aduaneros previstos no necesariamente van empatados con las modificaciones tributarias previstas por el gobierno de los EUA.
Comentarios finales
En las nuevas elecciones de 2018, uno de los puntos que se debería estar trabajando indudablemente, tendría que ser el de una reforma fiscal integral, considerando como pilares el fortalecimiento de la certidumbre jurídica, facilitar el desarrollo y establecimiento de nuevos negocios para no destinar tiempo y recursos excesivos en su creación, e inevitablemente ver reflejado el gasto público de manera más transparente y con mayor calidad.
Es menester recordar que la reforma tributaria americana, según los expertos, se estima que dará pauta a un déficit fiscal en los próximos 10 años de 1.5 trillones de dólares, este según el partido republicano será financiado con dicha modificación. El caso de México es totalmente diferente por ello, se deberá trabajar en lo comentado en párrafos anteriores.