Entre las promesas realizadas por Joe Biden, está la relativa a que los que ganan más de US$ 400.000 verán un aumento de impuestos que va de pequeño a significativo; asimismo prometió que los que estén por debajo de ese umbral no verán ni un solo centavo de impuestos federales adicionales. Sin embargo, resulta cuestionable el cómo logrará esto, si una de sus políticas tributarias prevé el incremento de impuestos.
Mantener el impuesto de la misma forma para las personas que ganen menos ingresos es un reto difícil, ya que implicaría exenciones fiscales importantes para estadounidenses de bajos ingresos y de clase media. Entre ellas, se encuentra el incremento de la exención por hijos y la reducción fiscal por ingresos de trabajo.
Un hecho destacable de esta política tributaria es el planteamiento de reformar el sistema de impuestos cobrando más impuestos a las empresas más grandes y a los individuos más ricos.
Entre las propuestas fiscales para EUA están las siguientes:
- aumentar:
- el impuesto de sociedades, del 21 al 28 %
- los impuestos sobre ganancias en el extranjero, adoptando enérgicas medidas contra las empresas que tributan en otros países con un clima fiscal más favorable, como las Bahamas o Irlanda
- la tasa máxima de impuesto sobre ingresos de los individuos de 37 a 39.6 % (tasa marginal que se aplica a partir de cierto nivel de ingresos)
- eliminar subsidios a las empresas de combustibles fósiles, y sustituirlos con incentivos para la producción de energías limpias, en consonancia con la idea de una economía sostenible y verde
- imponer tributos a las ganancias de capital no gravadas en caso de fallecimiento. Los activos que pasan directamente a los herederos reciben un “incremento” en su base de costo, lo que significa que se valoran a partir de la fecha de la muerte, esta medida minimiza la carga fiscal de los herederos cuando venden los activos; por ello se exigiría que las herencias paguen impuestos sobre las ganancias no gravadas de estos activos
- gravar a los salarios de más de US$ 400.000 con el impuesto sobre la nómina, que actualmente tiene un tope de US$ 142.800 para 2021
Es importante observar lo que sucede en el país vecino, ya que, si las medidas implementadas dan resultados positivos, pueden aplicarse en México; de hecho, la idea de aumentar los impuestos a los más favorecidos es coincidente con lo que propone el gobierno actual bajo el lema “por el bien de México primero los pobres”.
Resulta necesario, pero no del todo congruente que en México se aumenten los impuestos solamente a los contribuyentes con mayores ingresos; ya que estos son los que menos utilizan los servicios del Estado, ejemplo de ello es el seguro social en comparación un plan de gastos médicos mayores o el servicio de seguridad publica vs la seguridad privada; no obstante, cualquier cambio que se promueva debe llevar implícito la transparencia del gasto público.