Las autoridades hacendarias mantienen un discurso un tanto optimista sobre la evolución de la economía, a pesar de que las cifras reflejan cierta debilidad", advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En un comunicado, detalló que aunque
ha habido avances en la mayoría de los indicadores macroeconómicos, esto es resultado de principalmente un “efecto rebote” tras el reinicio paulatino de la actividad productiva. No obstante, no han sido suficientes para compensar las caídas debidas a la pandemia y a la debilidad que ya mostraba la economía previamente. Además los avances hasta ahora no indican un regreso al crecimiento, más allá de la recuperación tipo rebote.
A detalle,
el indicador general de la actividad económica (IGAE) que mostró un crecimiento de 6.2% respecto al primer semestre de 2020, y la población ocupada aún se mantienen por debajo de sus niveles prepandemia. En cuanto a la inversión, su ritmo de avance mensual ha disminuido en el año y en mayo sólo creció 0.7% y no pudo recuperar su caída del mes previo (-0.9%); el indicador es aún 15.7% menor a su valor de julio de 2018, cuando se llevó a cabo la elección presidencial. A la población ocupada todavía le falta recuperar 700 mil empleos para solo compensar lo perdido por el confinamiento sanitario.Asimismo, señaló que en
su crecimiento secuencial, los datos recientes sugieren un debilitamiento de la actividad económica después del rebote que se observó a partir del segundo semestre del año pasado.
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Adicionalmente, una tercera ola de contagios de Covid, que ahora se acerca a los niveles más altos del 2020, podría influir negativamente en el desempeño de la economía en los siguientes meses, así como también lo haría la posibilidad de nuevos aumentos en las tasas de interés ante las presiones inflacionarias", indicó en un comunicado.
Menos ingresos, más gasto pero menos inversión
Por otro lado, el organismo refirió que
la SHCP dio a conocer los resultados de las finanzas públicas y la deuda en el segundo trimestre del año bajo una perspectiva de optimismo y sólida recuperación.
En principio resalta el incremento anual de 7.3% real en los ingresos totales durante el primer semestre del año, que respondió en mayor proporción al aumento de 62.9% en los ingresos petroleros, principalmente por el efecto de mayores precios del petróleo.Ese aumento del precio del crudo no era anticipado y, sin embargo, extrañamente se señala que los ingresos petroleros fueron menores en 38.3 miles de millones de pesos (mmp) a la cifra programada para el mismo periodo. Por su parte, la plataforma de exportación fue casi 150,000 barriles diarios menor a la del primer semestre del año pasado y resultó 102,000 barriles por debajo de la última estimación oficial para todo 2021 en el documento de Precriterios 2022.
Por su parte, los ingresos tributarios en el primer semestre aumentaron 1.1% en términos reales respecto al mismo lapso de un año antes, principalmente por una mayor recaudación por concepto de IVA, que creció a una tasa anual real de 8.8%, como respuesta a la paulatina recuperación del consumo de la población y su comparación con el mismo lapso de 2020 cuando se realizó confinamiento.
No obstante, declaró, las políticas recaudatorias del SAT tomaron una pausa, ya que la recaudación por concepto del impuesto sobre la renta (ISR) disminuyó 0.9% anualmente en el primer semestre, tras haber caído a una tasa anual de 6.8% solo en junio.
"Ello parecería indicar que, como se ha anticipado en este espacio, la elevada recaudación del ISR que se dio en mayo y meses previos considerando la recesión, tuvo un componente temporal al cobrar créditos fiscales vigentes entonces, posiblemente mediante métodos intimidatorios", aseveró.
Por su parte, en la primera mitad del año el gasto público continuó ascendiendo, incluso superando lo programado. Las erogaciones totales del sector público aumentaron 4.1% real respecto al mismo lapso del año pasado. El mayor aumento se dio en el gasto programable (7.7%), impulsado por un incremento de 5.8% en el gasto corriente y uno de 16.0% en el de capital. Esto último podría parecer positivo a primera vista.
Pero, a pesar del significativo aumento del gasto programable, el destinado a inversión física se contrajo 8.3%. Es decir, el avance del gasto de capital se debe exclusivamente al incremento de 122.4% en el rubro de inversión financiera, que respondió a “las aportaciones patrimoniales del Gobierno Federal a Pemex para fortalecer su posición financiera vía mayor inversión al mismo tiempo que cumple con sus obligaciones financieras”. En otras palabras, el subsidio a la pérdida de la empresa.