Implicaciones del subsidio a las gasolinas
Pemex fue el más favorecido por esta política, ya que, además de recibir el 31% de los ingresos petroleros extraordinarios, el 77.6% de las devoluciones fueron para la empresa
Fiscal Contable
Para reducir la inestabilidad en los precios de las gasolinas por el alza a nivel mundial, en México se elevaron los estímulos fiscales a los combustibles automotrices sobre el Impuesto Especial a Productos y Servicios (IESPS) lo que implicó una pérdida en la recaudación de 397 mil 298 millones de pesos, cifra que equivale al 10.4% de los ingresos tributarios, de acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A. C. (CIEP).
En la investigación ‘Estímulos fiscales sobre el IEPS a combustibles. Implicaciones recaudatorias’, indicó esta estimación no contempla los gastos fiscales en otros impuestos como IVA e ISR; por un lado, al controlar el precio final de las gasolinas, se pierde recaudación por IVA; y, por el otro lado, el marco legal permite compensar los saldos a favor en IEPS contra dichos impuestos.
Estos gastos no han sido reportados de forma detallada, por lo que se desconoce el gasto fiscal total que los incentivos fiscales al IESPS tienen en otros conceptos tributarios.
Aunado a ello, Pemex fue el más favorecido por esta política, ya que, además de recibir el 31% de los ingresos petroleros extraordinarios, el 77.6% de las devoluciones por IESPS a combustibles reportadas por el SAT, correspondieron a dicha empresa productiva del Estado.
El decreto por el que se establecen estos estímulos fiscales, publicado en marzo de 2022, afectó la recaudación tributaria extraordinaria, ya que a pesar de que todos los conceptos tributarios distintos a IESPS a combustibles fueron mayores a lo esperado, la recaudación fue 135,814 menor a lo estimado.
Cabe señalar que de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), México es el país con menor inflación en energéticos en 2022 con el 5.3%, lo cual cumple con el objetivo de los incentivos fiscales, sin embargo, los alimentos tuvieron una inflación del 13.3%, y la tasa de inflación cerró el año en 7.9%, la cifra más elevada desde el año 2000.
El CIEP puntualizó la necesidad de ampliar la discusión pública sobre la relación costo-efectividad de los incentivos fiscales a combustibles, considerando los posibles efectos inflacionarios, gastos fiscales y programas de protección social financiados por los ingresos excedentes.