En medio de una alta inflación, condiciones de financiamiento más estrictas y una deuda elevada, los formuladores de políticas deberían priorizar mantener la política fiscal en consonancia con las políticas del banco central para promover la estabilidad financiera y de precios, señaló el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Muchos países necesitarán una postura fiscal estricta para respaldar el proceso de desinflación en curso, especialmente si la alta inflación resulta más persistente", destacó.
Explicó que una política fiscal más estricta permitiría a los bancos centrales aumentar las tasas de interés menos de lo que lo harían, de otro modo, lo que ayudaría a contener los costos de endeudamiento para los gobiernos y controlar las vulnerabilidades financieras.
No obstante, advirtió que los riesgos son altos y los formuladores de políticas deberán estar preparados para responder rápidamente en caso de que se presentara una crisis sistémica.
"Si la actividad económica se debilita sustancialmente y aumenta el desempleo, los gobiernos deberían permitir que funcionen los estabilizadores automáticos (por ejemplo, permitir que aumenten los déficits a medida que aumentan las prestaciones por desempleo o disminuyen los ingresos fiscales), especialmente si las presiones inflacionarias están bajo control y hay espacio fiscal disponible", detalló.Prevenir la deuda
El FMI reiteró que reducir las vulnerabilidades de la deuda y reconstruir las reservas fiscales con el tiempo es una prioridad primordial.
A pesar del ajuste fiscal gradual previsto para los próximos años, proyectamos que la deuda pública global aumentará, impulsada por algunas grandes economías avanzadas y de mercados emergentes.
Asimismo, señaló que en las economías en desarrollo de bajos ingresos, los costos de endeudamiento más altos también pesan sobre las finanzas públicas, con 39 países que ya están en o cerca de sobreendeudarse.
"El papel de las sorpresas de inflación en la reducción de la deuda estuvo determinado por el tamaño y la composición de la deuda de cada país. Los países con altos niveles iniciales de deuda, combinados con grandes sorpresas de inflación y un fuerte crecimiento, experimentaron reducciones significativas de la deuda", explicó No obstante, indicó que en los últimos dos años la deuda global registró la caída más pronunciada en 70 años y se ubicó en el 92% del PIB a fines del año pasado, todavía alrededor de 8 puntos porcentuales por encima de las proyecciones previas a la pandemia.
"Los países deben redoblar los esfuerzos para desarrollar marcos fiscales creíbles basados en el riesgo que reduzcan las vulnerabilidades de la deuda con el tiempo y creen el espacio necesario para manejar futuros shocks. Los marcos fiscales mejorados pueden combinar instituciones fortalecidas con reglas fiscales renovadas", puntualizó.