Conoce la práctica vuelta tendencia mundial para cerrar cuentas que representan un riesgo
El de-risking es una figura acogida por las entidades financieras, sobre todo bancos, para cerrar cuentas que representan un alto riesgo. Esta práctica se ha vuelto una tendencia mundial, debido a que los controles de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo (PLD/FT) se han vuelto mucho más estrictos.
Con esto se han replanteado los esquemas de administración de riesgos, pero aun hay mucha ambigüedad en torno a los criterios para instrumentar el de-risking, además de una ausencia de uniformidad para su empleo en las instituciones.
Así, este fenómeno se ha tornado en una gran preocupación tanto para el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organismo encargado de emitir recomendaciones en materia de PLD/FT, como para los entes reguladores a nivel regional (Comisión Nacional Bancaria y de Valores en el caso de México), ya que su uso puede conducir a realizar transacciones subterráneas, reduciendo su transparencia y aumentando el riesgo de su ilegalidad, así como a la exclusión financiera.
Generalmente los defensores del de-risking insisten en señalar que su implementación es rentable; su uso salvaguarda la reputación de la institución; aminora las cargas regulatorias relacionadas con la aplicación de las normas sobre PLD/FT; disminuye la posibilidad de ser sujeto a la implementación de sanciones, etc. No obstante, aun no existe ningún estudio concluyente que respalde tales aseveraciones.
El principal problema de esta medida es que al utilizarla los bancos cortan relaciones con clientes de cierta clase social o provenientes de determinados países, sin tomar en cuenta el riesgo que engloba cada uno de los asuntos en lo individual.
Es más, el GAFI ha recomendado que se estudie caso por caso antes de cerrar alguna cuenta, en aras de no afectar la inclusión financiera, e incluso la estabilidad económica.
Además, limitar el acceso a los servicios financieros hace más difícil rastrear el origen de los activos, pues para su dispersión es menester acudir a entidades no reguladas, o simplemente evitarlos.
Tratándose de México, el de-risking se ha agudizado en las cuentas bancarias pertenecientes a intermediarios financieros como sociedades: financieras populares o de ahorro y préstamo, transmisores de dinero, casas de cambio o a clientes que por su actividad utilizan grandes sumas en efectivo, cerrándoselas sin previo aviso y de forma unilateral.
Asimismo, muchos bancos norteamericanos han finalizado sus relaciones con usuarios mexicanos únicamente por su nacionalidad, al ser México uno de los países que más miembros aporta a las listas negras de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos de América.
De hecho, el incremento de bancos que llevan a cabo la eliminación del riesgo se debe a la tendencia que está marcando la OFAC con lo agresivo de sus medidas.
Sin importar cuál es la motivación de los bancos para emplear el de-risking, lo único cierto es que los usuarios de los servicios financieros son los verdaderos afectados, pues dicha medida no está prohibida por la legislación, por lo cual no es posible que accedan a algún medio de defensa.
Fuentes:
http://www.globalcenter.org/wp-content/uploads/2014/12/14-Dec-19-Oxfam-project-description2.pdf