Tras la elección presidencial en EU diversas instituciones recortaron la estimación de crecimiento para México en 2017 al situarla por debajo del 2.5%, lo que podría dificultar la reducción de la deuda.
De acuerdo con un análisis de la dirección general de finanzas del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado llamado “Aspectos relevantes de la aprobación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2017”, se destacó la depreciación de la moneda y el menor crecimiento que podría repercutir en la consolidación de las finanzas públicas, específicamente, en la reducción del Saldo Histórico de los Requerimientos del Sector Público.
En el documento se retoman los tres principales recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI):
- Primero: la necesidad de aprovechar los ingresos adicionales y no recurrentes, para reducir los Requerimientos Financieros del Sector Público y la deuda pública.
- Segundo: fortalecer el marco fiscal a través de la creación de un Consejo Fiscal apartidista, cuyo mandato sea elaborar una evaluación de la política fiscal y del cumplimiento de las reglas tributarias establecidas en la Ley Federal de Responsabilidad Hacendaria.
- Tercero: reducir los niveles de deuda en el mediano plazo, para generar un espacio fiscal que pueda enfrentar las presiones del gasto relacionadas con la transición demográfica.
En relación a la aprobación de la Ley de Ingresos de la Federación (LIF) y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2017 se señaló lo siguiente:
La LIF-2017 contempla ingresos totales por cuatro billones 888,893 mdp un 0.7% menos comparado con 2016; de este, cuatro billones 360, 914 mdp corresponden a ingresos presupuestarios (un incremento del 1.6%) y el resto (527,979 mdp) provienen de financiamiento (menores en 16.1% en su comparativo anual).
Así, la captación presupuestaria aprobada para 2017 es de 1.2% superior a la propuesta del Ejecutivo; es decir, 51,380 mdp más debido al incremento del tipo de cambio (de 18.20 a 18.65 pesos) y la ampliación a la producción petrolera en 19 mil barriles diarios generando 17,370 mdp adicionales.
Asimismo, se contempló una mayor eficiencia recaudatoria que permitiría contar con ingresos extras por 6,425 mdp del ISR, 3,594 mdp de IVA y 23,991 mdp por “otros aprovechamientos”.
- El PEF-2017 contempla un gasto neto total de cuatro billones 888,893 mdp de l cual, el 27.4% es gasto no programable (un billón 338,505 mdp) destinado a cumplir los compromisos de Deuda Pública y transferencias por Participaciones a Entidades Federativas y Municipios.
Particularmente, IBD observó que los gastos del próximo año contemplan un gasto federalizado estimado de un billón 680,569 mdp (34.4%) y significa una reducción del 3.1% respecto a lo aprobado para 2016.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apuntó que la economía mexicana mostró resistencia al contexto externo, el cual la llevará a crecer moderadamente (2.3%) en 2017 y (2.4%) 2018 debido a la inversión y la confianza de consumidores ante la incertidumbre sobre la política en Estados Unidos.
Así, demanda interna sigue siendo el principal motor de la actividad y apoyada por las reformas estructurales que redujeron los de la electricidad y de telecomunicaciones. Además de que se podría beneficiar de una mayor demanda de importaciones de Estados Unidos, explicó la SHCP en su Informe Semanal.
De igual forma, la OCDE señaló que la economía mexicana seguirá beneficiándose de un tipo de cambio competitivo, una sólida expansión del crédito y continuas mejoras en el mercado de trabajo y un entorno de baja inflación.
Sin embargo, los riesgos asociados a las estimaciones incluyeron la incertidumbre de las políticas externas, reducciones adicionales en la producción de petróleo y una confianza empresarial e inversión privada más débil.
Para impulsar el crecimiento de la economía global y “sacarla del estado actual de bajo crecimiento”, es necesario establecer medidas fiscales expansionistas y mantener la apertura comercial con un entorno de bajas tasas de interés con lo cual las autoridades podrían impulsar el crecimiento y reducir la desigualdad al tiempo en que se eleve la actividad económica privada y apoyar la global sin comprometer los niveles de deuda pública.
“Combinar estas iniciativas con reformas estructurales y actuar en todos los países de forma colectiva, estimularía su impacto (…) el utilizar la política fiscal de forma más inteligente, con un gasto público orientado a áreas que impulsen el crecimiento, como inversiones en infraestructura de alta calidad, innovación, educación y competencias, provocaría también que el crecimiento resulte más incluyente”.
Finalmente, estimó que el crecimiento mundial será de 2.9% en 2016, 3.3% en 2017 y 3.6% en 2018 con una aceleración en Estados Unidos, ante una posible flexibilización de la política fiscal (se incremente en 2.3% en 2017 y 3% en 2018); mientras que en la zona euro tendrá una elevación del 1.6% en 2017 y 1.7% en 2018.