Consecuencias de la baja autoestima del personal

La poca confianza de un trabajador en sí mismo, puede dar lugar a que ceda o le roben sus ideas, lo que a mediano plazo puede impactar en la productividad de la empresa

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 .  (Foto: iStock)

Bergerac es el nombre de un personaje de la obra teatral de Edmond Rostand, cuyo prominente apéndice nasal lo hacía considerarse un sujeto poco atractivo; es decir, tenía un complejo de inferioridad, razón por la cual se sentía incapaz de enamorar a la mujer de su vida, de ahí que prefiere transmitir sus habilidades poéticas y seductoras a un joven para que en su lugar conquiste a su amada.

En algunos casos el contexto de esta novela se encuentra relacionado con el ámbito laboral, pues existen trabajadores con talentos extraordinarios, pero con una valoración propia disminuida, como el tristemente célebre Bergerac.

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Tan es así que su nombre dio origen a un síndrome laboral, el cual precisamente se presenta cuando colaboradores con un excelente potencial no creen en sí mismos y dejan que otros enarbolen sus propuestas, tomando el crédito correspondiente.

Como puede suponerse, esta conducta no es positiva para el subordinado y mucho menos para el patrón, porque quienes presentan estas características se sentirán cada vez más inseguros y desmotivados; llegando al punto de que su capacidad innovadora y creativa se agotará, por lo que los individuos directamente dependientes de sus ideas sucumbirán junto con ellos, al igual que la productividad de la organización.

Para evitar esta problemática es necesario ubicar de donde proviene la verdadera fuente de la creatividad y talento, para proveerle el apoyo psicológico que requiera y con ello se pueda superar este padecimiento.

Con esto se logrará transformar al subordinado en un ser humano seguro de sí mismo y la empresa podrá reconocer sus contribuciones en la productividad empresarial.

Por otra parte, aquellos que se vieron beneficiados de las aptitudes de otro, deberán ser evaluados estrictamente para determinar si permanecen o no en la organización, porque habitualmente suelen ser poco productivos ya que para sobrevivir son mentirosos, desleales, hipócritas y aduladores con sus jefes.