Si consideramos los recursos más valiosos que tiene una organización, sin duda encontraremos los siguientes: humanos; materiales; tecnológicos; financieros, y el tiempo; este último es un recurso que está directamente relacionado con la productividad y el alcance de los objetivos, porque el planteamiento de una meta sin fecha de cumplimiento se convierte, únicamente, en un buen deseo.
El transcurso del tiempo mide, en la empresa, su crecimiento y prestigio; el rendimiento de sus empleados; la jornada efectiva de trabajo y, en muchos casos, su riqueza financiera. También la duración, es un elemento que no se renueva, por ello debe ser aprovechado al máximo, de acuerdo con los objetivos de cada compañía.
Las fechas y los horarios encuentran su dinámica en función del tiempo, así las metas corporativas, como se ha establecido, deben tomar referencia en el calendario y en una hora específica para su total elaboración; en este sentido, es preciso confeccionar una ordenanza laboral pertinente y, dentro de ese esquema, las partes tienen que adoptar las visiones siguientes:
No cabe duda que el tiempo seguirá su curso, interminablemente, pero en esa existencia eterna pueden surgir intervalos que si son orientados a la ejecución de propósitos, con buena disposición y conocimiento de las tareas para lograrlo, los participantes obtendrán los mejores frutos y la dicha en su ocupación.