OLos patrones y su personal tienen que fortalecer sus vínculos para salir adelante en estos tiempos, en los cuales se les exige un alto grado de productividad y competitividad, así como la aspiración diaria de obtener una ganancia por el trabajo desempeñado.
Lo pertinente es pensar en la creación de lugares de trabajo en donde predomine la empatía; la consciencia de cumplir la legislación; la identificación de las necesidades de las partes del nexo laboral y el respeto a la condición humana y las corporaciones por ser las generadoras de las fuentes de empleo.
Así, el doctor Jorge Iván Marroquín García, Secretario Académico del Colegio de Abogados del Valle de México, AC, enseguida describe algunas posturas que explican el papel que juegan los empleadores y sus subordinados; la manera en que los entornos de laborales afables ayudan a la productividad y la manera en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) visualiza los contextos profesionales sanos.
Deterioro de los vínculos laborales
Históricamente las relaciones laborales han sufrido un desgaste, no solo por la lucha entre clases que experimentan por su naturaleza, sino por la de los trabajadores y los patrones que, en aras de la productividad, rara vez encuentran un punto de equilibrio que interese a ambos y les genere beneficios.
La administración de estos vínculos obrero-patronales ha tenido propuestas de todo tipo que, al pasar los años, probablemente se olvidan o simplemente caen en la desgracia de la monotonía y terminan por no estar en la predilección de las organizaciones.
Algunas de estas teorías son:
- organización científica del trabajo de Frederick Taylor. Señala que la mejor manera de cumplir y ejecutar una encomienda laboral es dividirla en elementos básicos, con ello se realiza en un tiempo mínimo
- modelo de burocracia laboral de Max Weber. Acota la creatividad de los subordinados, porque las labores deben desarrollarse en un marco rígido, con líneas de autoridad y un conjunto de reglas; son formas de trabajo tradicionalmente rutinarias
- humanismo laboral de George Elton Mayo. Muestra que las relaciones humanas, al interior de los centros de trabajo, son una fuente de motivación. Plantea que los trabajadores no pretenden, únicamente, satisfacer sus necesidades económicas y materiales, sino que buscan la convivencia y el compañerismo, y
- factorial de Frederick Herzberg. En ella se toman en cuenta, en primera instancia, los factores motivadores, tales como: la promoción del personal; el reconocimiento; la realización de una labor interesante; el logro, entre otros; y, adicionalmente la existencia de los factores de higiene, en los que se observan las condiciones del trabajo; las relaciones humanas, las remuneraciones y todo aquello referente al tratamiento que las personas reciben en sus labores
Armonización para componer los lazos
La intención de alcanzar este contexto en las compañías, siempre ha estado presente en la conciencia del ser humano, en diversas visiones y esencias, unas más rígidas que otras, algunas enfocadas más en el hombre que en la actividad, lo cierto es que cada propuesta teórica ha tenido aplicación en diversos momentos y espacios.
No se trata de calificar cuál es mejor o peor, sino de obtener de los marcos referidos los elementos que sirvan para la ejecución de las tareas, el bienestar de todos los colaboradores y, por supuesto, el incremento de la productividad.
En la diligencia por encontrar un clima de trabajo favorable, se deben definir los objetivos que persiguen las empresas y, a la vez, crear un sentido de pertenencia de los trabajadores hacia ellas para que unidos conformen una sola entidad que posea la disposición y la motivación necesarias para alcanzar las metas.
Si se observan los recursos con los que deberían contar todas las compañías, en mayor o menor medida, entre los más destacables se podrían citar: los humanos; los tecnológicos; los materiales; los financieros y el tiempo (el único recurso no renovable). En este orden de ideas, la vitalidad corporativa siempre tendrá su punto de arranque en el factor humano con el que cuente, no existe otro recurso que pueda sobrepasar la importancia de este.
Al reflexionar sobre esta situación, el enfoque debe estar en los subordinados y su bienestar, como principales componentes de las empresas; en otras palabras, la verdadera fuente de productividad debe ser cuidada, valorada, considerada y estimulada.
Si los colaboradores tienen la deferencia que merecen, el clima laboral no será hostil ni infecundo; por el contrario, los objetivos institucionales serán asimilados por la fuerza de trabajo como propios e imprimirán el esfuerzo necesario para conseguirlos.
Recordemos que un ambiente laboral lo integran todos los componentes humanos que son parte de la empresa; de tal suerte, estos recursos ameritan un análisis profundo en donde se consideren: las percepciones; las conductas; los valores; las actitudes; el estrés; el aprendizaje; la motivación; las necesidades; el esfuerzo; el proceso; la cohesión; la comunicación; la toma de decisiones: la personalidad; entre otros.
De tal manera que la observancia del estudio y la valoración del factor humano por parte del patrón le acarreará como consecuencia, un ambiente sano.
Impacto en la productividad
Si la productividad es la meta institucional, y el punto de arranque para la visión de nuevos objetivos, esta deberá revestirse de principios que permitan a los trabajadores tomar decisiones, motivarlos, compensarlos por su esfuerzo, así como considerar la importancia de la labor realizada y, con todo ello, despertar el sentido de pertenencia hacia las empresas.
Como Elton Mayo anticipó, los colaboradores no pretenden, únicamente, satisfactores económicos de su patrón, también desean alcanzar el desarrollo humano creciente y vínculos de camaradería; por ende, se debe atender al salario emocional, a esa retribución que llene las expectativas, y logre el bienestar psicológico del personal.
Para ello, debe aplicarse la flexibilidad en las relaciones de trabajo, la que debe ser el área de focalización de las necesidades laborales y de los empleados.
Consecuentemente, los patrones al promover un contexto laboral armónico, les produce diversas ventajas en la productividad tales como:
- reducción del estrés laboral
- disminución de retardos y de ausencias laborales
- descenso en la rotación desmedida de los subordinados
- enfoque en el trabajo por parte de los colaboradores
- mayor motivación al interior del centro de trabajo
- aumento del sentido de iniciativa y cooperación entre el factor humano empresarial
- elevación de la calidad de vida
- incremento en la calidad de servicios y productos empresariales
- salud física y emocional del personal
- trabajo en equipo
- resolución de problemas y conflictos
- capacidad para el logro de resultados
- empleo del tiempo necesario en el trabajo, y
- satisfacción de los recursos humanos
Al interior de cualquier empresa se debe evitar la fatiga (sobre todo la emocional) y la monotonía; deshacerse de todos esos mecanismos arraigados y enquistados que no le permiten el éxito y que entorpecen el progreso laboral y el crecimiento humano de sus empleados; es tiempo de cambiar el paradigma, y concentrarse en el agente principal: el hombre.
Es el ser humano el que posibilita la actividad laboral, no al revés, y si éste no obtiene de su entorno la fuerza y el motivo suficiente para realizar sus funciones, simplemente los resultados serán desprovistos de todo sentido e idoneidad.
Visión internacional
La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha desarrollado una serie de estudios referentes a los entornos laborales saludables y, con ello, ha construido un modelo en el que propone una definición de entorno de trabajo saludable y formas para evaluarlo.
Para la OMS es aquel en que los trabajadores y sus jefes colaboran en un proceso de mejora continua para promover y proteger la salud, seguridad y bienestar de los primeros y la sustentabilidad del ambiente laboral.
La propuesta de la OMS no solo debe contemplarse como una forma para alcanzar metas o elevar la productividad, sino como una necesidad de la salud; en razón de que un ambiente insalubre siempre estará condenado al fracaso.
Para el inicio de este clima armónico y saludable, es requerida la participación de superiores y colaboradores, de todos los integrantes de la corporación unidos en un marco de respeto y responsabilidad.
En el planteamiento aludido se indica que deben obedecerse las normas jurídicas laborales, la adecuación de espacios físicos precisos para la realización las tareas, con el objeto de que sean seguros y apropiados para las actividades (situación que creará bienestar mental en los trabajadores) y, también de los recursos de salud personales en el establecimiento de trabajo, mismos que deben involucrar los medios idóneos en los ámbitos médico y psicológico.
Otro punto importante advertido por la OMS es la extensión y contemplación de bienestar hacia las familias de los colaboradores y de la comunidad. Si un patrón logra esta inclusión, estará en el punto más alto de riqueza social y financiera.
Si bien es cierto la participación de todos los individuos que forman parte de la empresa es importante para alcanzar este nivel de armonía y, por tanto, de productividad; también lo es que la figura del liderazgo, en cada entidad, será la llave que eche a andar el motor para lograrlo.
En esta vertiente, el líder deberá romper, en diversos momentos, los esquemas rígidos en las relaciones laborales, depositar y delegar confianza y responsabilidad a sus subordinados y construir un sistema flexible con un tejido de comunicación, control y autoridad que le otorgue el debido albedrío de actuación a cada uno de los miembros.
De igual forma, el liderazgo institucional deberá ser consciente de que la motivación de todos los recursos humanos se alimenta diariamente y que existen diversas fuentes ambientales (o estímulos que ejercen influencia) sobre las que debe meditar, como: el logro; la responsabilidad; el crecimiento; la promoción; el reconocimiento, y el interés; todos ellos en la justa medida de, para y por los empleados. Al final, el liderazgo real que comprometa a todo el equipo de trabajo y que, por tanto, contemple todos estos móviles, será el que vea el éxito en su organización.
Conclusión
La fuente de toda riqueza está en la vida en armonía y el ser humano, como principal garante de esta, debe encontrar en sus pares el vigor necesario para alcanzarla y servirse de ella; por eso es importante considerar los aspectos que deben concurrir para alcanzar ese equilibrio.