Mala asignación de recursos, nociva para el ámbito laboral

La deficiente distribución de empresas y trabajadores es un factor de la involución de la productividad

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 .  (Foto: iStock)

Un estudio revelador señala que las estrategias estatales y las instituciones son las culpables de la falta de desarrollo productivo del país; no obstante, aunque el mismo nos lleva a reflexionar sobre la falta de realismo con que los mexicanos nos desarrollamos en la búsqueda de integrarnos a la vida productiva.

De acuerdo con Santiago Levy, economista mexicano, en la obra Esfuerzos mal recompensados, La elusiva búsqueda de la prosperidad en México, el estancamiento del crecimiento de la productividad en México proviene de la mala asignación de recursos; es decir, no es óptima la distribución de: personas en diferentes ocupaciones; empresas en diversos sectores o tamaños, así como tampoco la coherencia entre las compañías y los colaboradores con competencias variadas.

Algunos ejemplos de ello, existen:

  • personas que deberían participar en la actividad económica como subordinados, pero lo hacen como empresarios y viceversa
  • organizaciones con baja productividad que atraen más capital y trabajo del que deberían, mientras que las más productivas no capturan suficientes recursos
  • trabajadores que no se vinculan con las empresas, por lo que utilizan plenamente sus habilidades
  • colaboradores que desempeñan tareas que no requieren de su nivel de educación
  • empresas que emplean contratos laborales de manera inadecuada; por ejemplo, celebran contratos de corto plazo, lo que provoca una excesiva rotación e insuficiente capacitación y aprendizaje, o
  • patrones que tienen subordinados por tiempo indeterminado, lo que genera que estos permanezcan demasiado tiempo en sus puestos poniendo en entredicho su contribución a la producción, entre otros

Para el especialista la mala asignación, es el resultado de políticas públicas que influyen en el comportamiento de las compañías y los trabajadores; aquellas son el reflejo de las ideas, teorías y visiones de los responsables de ejecutarlas plasmadas en la normatividad.

Igualmente imputa a las instituciones cierta carga de responsabilidad al señalar que su mal funcionamiento incide en la vida diaria de los patrones y su personal.

Santiago Levy indica que, ante ese problema, se requiere de:

  • una política económica empática con las instituciones sociales, y viceversa; es decir, una estrategia social que contemple los factores financieros. Que las tácticas aludidas se transformen en el componente central de un programa de aceleración del crecimiento que lleve a la prosperidad de la nación
  • una nueva perspectiva en la cual se reconozca que los empresarios y sus colaboradores interactúan en un contexto social y que la calidad de esta convivencia depende de los atributos del escenario, y
  • el consenso de los involucrados acerca de que la mala asignación es el motivo del decrecimiento productivo