Jóvenes construyendo el futuro no resuelve desocupación: OIT

El problema de desocupación juvenil va más allá de quien no trabaja y no estudia

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 .  (Foto: Cuarto Oscuro)

Los jóvenes son uno de los grupos más vulnerables en el mercado laboral de América Latina y el Caribe; sin embargo, en México el gobierno federal puso en marcha una política pública que pretende solucionar el problema de este sector, aunque para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) esta no es la respuesta.

En el informe “Panorama Laboral 2018 en América Latina y el Caribe” detalló que en la región la tasa de desocupación de quienes tienen entre 15 y 24 años es cercana al 20% y casi triplica a la del resto de la población trabajadora.

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Asimismo, el organismo refirió que esta población enfrenta los mercados laborales con condiciones más desfavorables frente al resto. “Por su juventud, carecen de experiencia laboral y es eso mismo lo que constituye la principal barrera para su empleabilidad. Se trata de un círculo vicioso de empleabilidad y desaliento “, explicó.

En el caso específico de México la desocupación del sector es la segunda más baja de la región con una tasa del 7%. No obstante, cuenta con retos importantes que no se están solucionando, como la baja calidad de los empleos, ingresos precarios, informalidad y poca cobertura de seguridad social de derechos laborales.

¿Por qué jóvenes construyendo el futuro no es la respuesta?

El programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” puesta en marcha por la Secretaría del Trabajo, tiene como objetivo que aquellas personas de 18 a 29 años que actualmente no estudian ni trabajan se inserten en el mercado laboral durante un año para capacitarse en alguna competencia, recibiendo un incentivo económico de 3,600 pesos mensuales.

De acuerdo con la OIT, esta política pública no soluciona el problema, en un principio porque su propia naturaleza no pretende abatir la desocupación sino dotar a estos ciudadanos de habilidades y alejarlos de actividades ilícitas.

La directora del organismo para México y Cuba, Gerardina Gónzalez Marroquín, aclaró que no podemos decir que los participantes en el programa están empleados, pues no es un empleo, es solo una oportunidad de experiencia laboral.

“No se puede considerar que es un empleo pleno porque los jóvenes están en calidad de aprendices o de estudiantes dentro de las empresas, de hecho van a tener una remuneración que les va a pagar el gobierno y van a tener una protección de un seguro, equivalente al seguro que tienen los estudiantes, entonces, ellos están en una etapa de aprendizaje, pero no podríamos considerarlos como trabajadores plenos”, abundó.

De ahí que recalcó la necesidad de complementar el programa con actividades de formación profesional o habilitación para el trabajo, de tal manera que el joven al cabo del año salga mejor capacitado para el mercado.

Por su parte, la oficial nacional de empleo de la organización, Noemie Feix, aseveró que el problema de desocupación juvenil va más allá de quien no trabaja y no estudia.

“Hay jóvenes que ya están estudiando pero que también enfrentan dificultades para insertarse en el mercado laboral y muchas veces eso se debe al desajuste entre las necesidades del mercado laboral de las instituciones y las empresas y las habilidades que adquieren esos jóvenes”, sostuvo.

De ahí que un solo programa para abatir esta dificultad no será suficiente para solucionar el desempleo y las condiciones del sector, sino que será necesario generar una política integral de acuerdo con cada uno de los perfiles.

Por último, la OIT señaló que la brecha de género en este sector también es un grave problema que no se atiende a través de “Jóvenes construyendo el futuro”, en tanto no se considera el alto porcentaje de ellas que no está en el mercado laboral por ser las encargadas de las tareas de cuidado.