Solo la inversión en educación, salud y seguridad social universal ayudará a la gente a conseguir un mejor empleo. El gasto en infraestructura, por sí sólo y como lo plantea el Plan Nacional de Desarrollo (PND), no lo conseguirá, señala un análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Ese organismo propone la creación de un sistema nacional de salud, uno de seguridad social y otro de pensiones, los tres de cobertura universal. Además, un sistema educativo nacional “gratuito, de calidad e incluyente” desde la educación inicial hasta la superior.
El financiamiento provendría de subir el IVA en alimentos y medicinas a 16 por ciento. “Se necesita una reforma hacendaria con impuestos progresivos, como la tenencia y el predial”, explica en entrevista Enrique Díaz Infante, director del sector financiero y seguridad social en el CEEY.
Sin embargo, el PND establece que no habrá incremento de gravámenes en todo el sexenio. Díaz Infante reconoce que subir los impuestos tendría “un componente regresivo”. Pero se podría compensar con programas sociales generales, “no de índole clientelar”. Así como con la propia política de seguridad social universal.
Otro de los planteamientos de ese centro de estudios es impulsar la incorporación de las mujeres al mercado laboral formal. Si el bono demográfico de jóvenes no ha sido bien aprovechado, el de las trabajadoras mucho menos, comenta. En esa fuerza de trabajo se está perdiendo gran parte de la productividad que tanto le hace falta al país.
Invertir en la gente, clave para la competitividad
Según describe la administración federal, el PND “es el documento en el que el gobierno de México explica sus objetivos prioritarios durante el sexenio”. Éste ya fue aprobado por la Cámara de Diputados y desde mediados de julio pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
“Es auténticamente un panfleto ideológico. No un documento de planeación estratégica con metas e indicadores medibles al que se le pueda dar seguimiento”, sostiene Enrique Díaz. Los únicos dos objetivos que proyecta son reducir 50% la pobreza y crecer 4% en el sexenio, y el último año hasta 6 por ciento.
La propuesta que el CEEY le presentó a la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados —pero que no fue incorporada— busca “impulsar la movilidad social con la inversión en capital humano”. Es decir, educación y salud de calidad para que la gente se pueda incorporar al mercado laboral.
En vez de gastar sólo en infraestructura, “y esperar que de ahí haya crecimiento”, es mejor invertir en la gente para mejorar su estatus socioeconómico, comenta el especialista en política social. El plan del Centro de Estudios Espinosa Yglesias era enfocar el gasto en un sistema de seguridad social con prestaciones y pensiones para todos, sin importar el modelo de contratación en la que estén.
Con ese “piso parejo para todos” y con educación de calidad, será más fácil que logre una empleabilidad, afirma. Por otro lado, dice, las empresas contarán con personal más capacitado y con mejores condiciones de salud, y esto ayudará a crecer la competitividad.
Esperar a que sólo los megaproyectos de infraestructura traigan ese crecimiento “es una idea equivocada. Eso por sí sólo no generas a los cuadros de trabajadores que se puedan incorporar a la planta productiva. No es sostenible en el tiempo”, expresa.
*Con información de Factor Capital Humano