Uno de los grandes temores de los seres humanos es que, algún día, las máquinas acaparen las plazas laborales disponibles, lo que traerá un alto nivel de desempleo y las consecuencias que ello conlleva, es decir, pobreza y la desigualdad, pero no todo está perdido.
Para los expertos en el área tecnológica, la automatización y la robotización son procesos inevitables en la evolución de la economía, pero sus impactos en una sociedad pueden ser menores si ésta prepara a sus niños y sus jóvenes con habilidades blandas -también llamadas soft skills -lo que les permitirá desarrollarse en un mercado laboral cada vez más competitivo.
De acuerdo con Rodrigo Assael, director de la consultora mexicana en metodologías educativas Pinion Education, las actividades blandas son las que nos hacen diferentes a los robots y ante la incapacidad de los científicos de replicarlas, serán las habilidades que permitan a los seres humanos implantarnos en los ambientes laborales del futuro.
El experto indicó que en economías como la nuestra, altamente dependiente a la mano de obra barata, es necesario que se lleve a cabo una doble estrategia para abarcar objetivos de corto y largo plazo.
"En objetivos de corto plazo, la educación técnica (una de las más desarrolladas durante el denominado periodo neoliberal) es extraordinaria y es algo que nos puede ayudar mucho al país por los requerimientos que tiene el mercado en este momento, pero al mismo tiempo que necesitamos establecer objetivos de corto plazo necesitamos metas para dentro de 10 o 15 años, y es precisamente a los niños de primaria y secundaria a los que hay que darles herramientas para tener cabida en el mercado laboral del futuro", señaló.
Aunque la reforma educativa implementada por Enrique Peña Nieto dio los primeros pasos en la materia, estos fueron empañados por los conflictos con el magisterio por los cambios en materia laboral; y con la reforma llevada a cabo por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el avance en el desarrollo de estas habilidades fue nulo, ya que estuvo mayoritariamente enfocada en resolver las demandas laborales de los maestros.
Para Assael, aunque México aún no ha implementado una estrategia firme para hacer frente al cambio que viene, aún hay tiempo, ya que los países más avanzados, como Reino Unido, Israel, Finlandia, Singapur, Estados Unidos y España, apenas tienen cuatro o cinco años de trabajo en la adaptación de sus metas educativas.
Por su parte, Germán Ortiz, líder de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones de Deloitte, coincidió en que la automatización y la robótica transformará, más no reemplazará, el trabajo humano. "La automatización crea nuevos empleos y nuevas categorías de empleos. La nueva división del trabajo entre los robots, los clientes que utilizan el autoservicio automatizado y los empleados llevará a una reconfiguración significativa de la fuerza laboral entre 2017 y 2027", señaló en un análisis titulado Robots en la industria. ¿Amenaza, necesidad u oportunidad laboral?
Según el último reporte de la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre la demanda de robots en el mundo, México se ubicó como el cuarto importador mundial de robots industriales, detrás de China, Alemania y Estados Unidos.
Asimismo, estimaciones de datos de la consultora Accenture, con una fuerza laboral sin nuevas competencias tecnológicas, México podría perder más de 500,000 millones de dólares en 10 años, equivalente a un 1.8% del Producto Interno Bruto (PIB) al año.
"En México, los padres de familia entienden perfectamente la necesidad del cambio. El gran reto es que no saben cómo implementarlo. Por eso es necesario que los gobiernos, a través de las instituciones educativas, den a los niños las herramientas necesarias para garantizarles un trabajo en el futuro", reiteró Assael.
Con información de Economía hoy