El uso de las redes sociales, por parte del personal durante las jornadas laborales, es un tema que genera el debate sobre si: ayuda a aumentar la productividad, o reduce el rendimiento de los trabajadores afectando las actividades corporativas.
Existen visiones como la de la Universidad de Melbourne, que asegura que quien usa Internet por razones personales en el trabajo es 9 % más productivo. Para Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, el uso profesional de esos medios de comunicación puede ser más rentable que decenas de reuniones, además de que los colaboradores, de cualquier nivel, se convierten en embajadores de las marcas de las compañías en redes sociales.
De acuerdo con Joan Pons, emprendedor del software de productividad workmeter, existe el uso positivo y óptimo de los medios sociales y de Internet, por lo que es innecesario considerarlos una pérdida de tiempo, o hacerlos objeto de bloqueos. La estrategia implica adoptar una actitud más flexible para implantar una cultura interna de optimismo y participación entre el personal, pues este se forma una visión de la empresa, como un ente abierto y moderno, provocando que estén satisfechos en el lugar de labores.
Si bien es cierto el uso de las redes sociales es un factor que puede dar lugar al presentismo – según José Luis Casero, asesor empresarial español en su obra Presentismo es el “conjunto de actitudes y prácticas que suponen la dedicación de una parte significativa de la jornada laboral a actividades que no tienen ninguna relación con las tareas propias del puesto de trabajo”– también lo es que, es conveniente adoptar una visión positiva de su aplicación.
Es decir, autorizar la consulta de aquellas en horario de trabajo, porque es una medida que les permite a los subordinados gozar de un distractor que les deja romper la rutina y disminuir el estrés, así como una recompensa por alcanzar las metas que día con día se imponen; no obstante, la misma puede ser objeto de control.
De ahí que, es indispensable que los patrones informen a los empleados, desde su contratación, la viabilidad de acceder a las redes sociales en sus dispositivos, o si se les permitirá hacerlo en los asignados por la organización para el desempeño de sus funciones, advirtiendo en cuanto este último supuesto, que aquellos realizarán las inspecciones correspondientes a los mismos en el entendido de que no se suscita ninguna invasión a su privacidad.
Igualmente, es acertado que los patrones y sus colaboradores asuman el compromiso de evaluar, periódicamente, el nivel de rendimiento y conocer si está en peligro la productividad, para entonces implementar tácticas restrictivas.