Home office y el experimento en tiempos de la pandemia
La emergencia sanitaria por el Covid-19 ha impulsado el teletrabajo de forma masiva
Laboral
El coronavirus (Covid-19) ha provocado un uso más intenso del home office en el mundo, y México no ha sido la excepción. El teletrabajo se ha posicionado como una alternativa para que las empresas no frenen algunas actividades y, al mismo tiempo, cuiden a sus trabajadores.
El mercado laboral no será el mismo después del coronavirus, una de las grandes lecciones que nos dejará esta experiencia es que muchos trabajadores pueden realizar sus tareas de manera remota gracias a las tecnologías existentes, opina Laura Ripani, especialista principal en la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“El teletrabajo ofrece grandes promesas en otros aspectos. Por ejemplo, puede dar mayor flexibilidad para aquellas personas —muchas veces mujeres— que tienen compromisos familiares y personales (por ejemplo, cuidado de hijos o de adultos mayores) que les impiden trabajar fuera del hogar en horario completo o definido. También permite mayor accesibilidad, ayudando a derribar las barreras estructurales que enfrentan las personas con discapacidad para acceder a un empleo”, afirma.
En el artículo Coronavirus: un experimento de teletrabajo a escala mundial, Ripani asegura que el Covid-19 marcará cómo será el home office en el futuro del trabajo y demostrará, si el experimento se implementa bien, el por qué esta modalidad es una herramienta valiosa tanto para las empresas como para los trabajadores.
De acuerdo con el BID, en América Latina, Colombia es el país más avanzado en la regulación del home office, con reglas claras, monitoreo y generación de información sobre la aceptación y uso en el país. Otras naciones que también tienen legislación específica son Brasil, Costa Rica, Ecuador, Perú y Jamaica.
La regulación que tienen estos países permite que teletrabajadores y trabajadores presenciales gocen de los mismos derechos en cuanto a salario, prestaciones y jornada laboral.
Aunque la región presenta avances en ese sentido, aún hay poca dirección en reformas laborales que permitan equilibrar la vida personal y el trabajo, pues la hiperconectividad está limitando la conciliación de estos dos aspectos.
“La región ha avanzado muy poco en la regulación para mejorar la conciliación entre la vida personal y el trabajo, con excepción del teletrabajo, que sí ha contado con avances significativos en varios países”, destaca el estudio del BID, liderado por Verónica Alaimo, ¿Cómo garantizar los derechos de los trabajadores en la era digital?.
Herencia factible
¿El home office llegó para quedarse? No debería sorprendernos si después de la propagación del Covid-19 más empresas optan por facilitar esta modalidad de trabajo para sus empleados. Un mayor uso del teletrabajo, ésa será la herencia del virus para el mercado laboral mexicano, considera Mauricio Reynoso.
“Hace 10 años con la influenza decíamos lo mismo y sí nos dejó cosas importantes. Los que vivimos esa experiencia hace 10 años hoy estamos aplicando cosas que aprendimos, particularmente el trabajo remoto, el uso de videoconferencias, la disciplina que debes aplicar en casa para tener una rutina de trabajo. Seguramente habrá una lección que podamos aplicar diferente. Yo creo que las compañías podrán ver esto como una forma habitual de trabajo”, comenta en entrevista Reynoso, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh).
En Amedirh detectaron la implementación de home office unos días antes del 13 de marzo cuando se comenzaron a reportar más casos. Sin embargo, el teletrabajo se intensificó la siguiente semana, después de que las clases se cancelaran y varias actividades pararan.
Ante la propagación del Covid-19, una de las primeras medidas que tomó también el gobierno federal fue facilitar el home office a los servidores públicos mayores de 65 años, mujeres embarazadas o lactancia, con discapacidad, enfermedad crónica o al cuidado de menores de cinco años.
Regulación congelada
El teletrabajo “no puede significar tener peores condiciones laborales. Debe proporcionar el mismo salario y prestaciones”, señala Marta Cebollada Gay, coordinadora académica del Departamento de Ciencia Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Sin embargo, la regulación del home office es endeble en nuestro país, apenas está reglamentado y no se ha aprobado en la Cámara de Diputados una reforma laboral para garantizar la igualdad de condiciones de trabajo entre teletrabajadores y empleados presenciales.
Al no estar regulado, se corre el riesgo de que algunos empleadores se aprovechen del home office para “esconder abusos”, como horarios de labores extensos, refiere Cebolla Gay.
En junio del 2019 el Senado aprobó, por unanimidad, una reforma para regular el trabajo a distancia y estableció derechos y obligaciones para empleadores y colaboradores. La minuta, que modifica el artículo 311 de la Ley Federal el Trabajo (LFT), llegó a la Cámara de Diputados en septiembre, sin embargo, sigue en la congeladora.
El proyecto de reforma define qué es el teletrabajo o home office, pues hasta el momento es una figura que no está considerada ni protegida en la LFT. Señala que son las labores que se ejecutan para un patrón. Es decir, lo distingue del empleo independiente o freelance.
También ordena que el convenio entre ambas partes debe considerar las condiciones de servicio, los medios tecnológicos y de ambiente requeridos.
“Las tecnologías deben ser utilizadas en beneficio de los trabajadores y de su bienestar, no para esconder detrás de ellas las malas condiciones de trabajo”, comenta la académica Marta Cebollada.
Con información de Factor Capital Humano.