La mitad de los empleos formales está en riesgo de sufrir afectaciones por el impacto económico de la crisis del coronavirus, de ahí que sean necesarias políticas públicas que contribuyan a proteger las fuentes de trabajo y limitar su destrucción, advirtió el Banco de México.
En su análisis "Empleo formal ante la pandemia de COVID-19", el banco central clasificó los fuentes de trabajo en tres categorías: de acuerdo a su exposición a la suspensión por la emergencia sanitaria, a los choques de la demanda externa y a su grado de susceptibilidad para enfrentar menor demanda, tanto interna como externa, por requerir de gran interacción física. Como resultado, concluyó que 50.2% de las plazas son vulnerables, es decir 10.2 millones de empleos.
“La mitad de los puestos de trabajos afiliados al IMSS enfrentan cuando menos uno de los tres criterios de vulnerabilidad, por lo que son de alto riesgo ante el choque que representa la pandemia”, afirmó el Banxico.
El organismo identificó cuatro factores que han afectado y elevado la tensión en el mercado laboral nacional a causa de la crisis sanitaria:
- El cierre de plantas de manufactura en Asia en los primeros meses del año, lo que redujo la disponibilidad de algunos insumos e impactó la producción nacional
- La suspensión de la actividad económica en Estados Unidos, lo que mermó la demanda de productos mexicanos, así como el freno al turismo internacional
- El cierre temporal de las empresas no esenciales en México a causa de la emergencia sanitaria y la Jornada de Sana Distancia que se prolongó entre marzo y mayo
- El confinamiento en los hogares que ha llevado a un menor nivel de gasto, particularmente en el rubro de los servicios.
Contraste de cifras
De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), entre marzo y abril se han destruido 685,840 empleos formales. El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó este fin de semana que a esta lista podrían sumarse otros 350,000 trabajos perdidos en mayo.
Sin embargo, la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) difundida este lunes por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) proyecta que 2.1 millones de trabajadores formales dejaron de laborar y recibir ingresos en abril, y se desconoce si podrán retornar a sus trabajos más adelante. Además, otros 6.7 millones de empleados fueron enviados temporalmente a sus casas por la emergencia sanitaria, pero continuaron recibiendo algún tipo de pago. En suma, ambos datos equivalen a 43% de la fuerza laboral formal con algún tipo de impacto por los riesgos de la crisis sanitaria.
Ante el “choque macroeconómico” que representa la pandemia del COVID-19, el organismo expresó que “el mercado laboral mexicano está sometido a un nivel de estrés inédito”, como consecuencia de las implicaciones de salud, de las medidas adoptadas para reducir el ritmo de contagio y sus efectos sobre la actividad económica.
Por ello, advirtió que es necesario atender el impacto de la emergencia sanitaria con “políticas públicas que contribuyan a proteger las relaciones laborales entre patrones y trabajadores, de modo que la destrucción del empleo formal sea lo más limitada posible”.
“Asimismo, debe buscarse que, de haber ocurrido una separación, la relación laboral pueda ser restaurada rápidamente. La limitación en la destrucción o la facilitación en la restauración del vínculo laboral serán conducentes a una reactivación de la actividad económica en menor tiempo”, concluye.
*Con información de Factor Capital Humano