La respuesta a la crisis laboral podría estar en cuidar el ambiente

La OIT estimó que se podrían perder 2.5 millones de puestos de trabajo en América Latina y el Caribe solo a raíz del estrés térmico por calor hacia el año 2030

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 .  (Foto: iStock)

La recuperación del empleo luego de la pandemia del coronavirus parece ser larga y complicada, sin embargo,  la transición hacia una economía verde ofrece la promesa de crear 15 millones de nuevos puestos de trabajo netos en América Latina y el Caribe, de acuerdo con un informe realizado por el IBD y la OIT.

"Una recuperación verde e inclusiva es esencial para ayudar a enfrentar la crisis climática y construir un futuro mejor", aseveró el documento "El empleo en un futuro de cero emisiones netas en América Latina y el Caribe". 

Para estabilizar el cambio climático por debajo de 2 °C y lo más cerca posible a 1,5 °C, según lo establecido en el Acuerdo de París, se requiere llegar a cero emisiones netas de carbono hacia el año 2050 (IPCC, 2018). Descarbonizar la economía, o llegar a cero emisiones netas de carbono, significa reducir las emisiones de carbono debidas a las actividades humanas, tal como la utilización de combustibles fósiles, y equilibrar las emisiones restantes, por ejemplo, sembrando árboles a gran escala, puntualizaron los organismos internacionales. 

Subrayaron que los  compromisos internacionales proporcionan un marco para construir un futuro con mejores empleos, mayor equidad y un medio ambiente saludable. Las partes del Acuerdo de París han sido invitadas a diseñar y comunicar sus estrategias para una transición progresiva hacia cero emisiones netas de carbono.

En ese sentido, el estudio detalló que América Latina y el Caribe puede lograr una prosperidad libre de carbono mediante acciones inmediatas y paralelas en torno a cinco pilares (BID y DDPLAC, 2019):

  • eliminar gradualmente la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles y sustituirla por fuentes libres de carbono, como la energía eólica y solar
  • utilizar electricidad en lugar de combustibles fósiles para el transporte, la preparación de alimentos y la calefacción
  • aumentar el transporte público y el no motorizado
  • detener la deforestación y sembrar árboles, lo que exigirá un cambio en las dietas, reemplazando alimentos de origen animal por alimentos de origen vegetal
  • reducir los residuos en todos los sectores, reciclar materiales y empezar a usar materiales de construcción sostenibles, como la madera o el bambú. 

Por otra parte destacó que gracias  a sus ricos recursos y al nivel relativamente bajo de la presión demográfica, la región está bien dotada para hacer una transición hacia cero emisiones.
De lo contrario, de no atender estos temas,  la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que se podrían perder 2.5 millones de puestos de trabajo en América Latina y el Caribe solo a raíz del estrés térmico por calor hacia el año 2030, afectando particularmente a las personas que trabajan al aire libre en agricultura, construcción y ventas ambulantes.

A su vez, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)  proyecta que para 2050, los daños causados por el cambio climático podrían costarle a la región USD 100.000 millones anuales.

Tal es el caso que  actualmente, los déficits de trabajo decente, las desigualdades y la dependencia en las exportaciones de combustibles fósiles hacen que América Latina y el Caribe sea particularmente susceptible a los efectos sociales y económicos de la pandemia. Estas mismas cuestiones harán que la región sea más vulnerable a las repercusiones del cambio climático en el futuro.

No todos ganan con las economías sostenibles

Si bien los beneficios de transitar a una economía más consciente del ambiente son amplíos, hay jugadores que resultarán perdedores con esta transición. 

A decir de este estudio, se destruirán 7,5 millones de empleos en la electricidad a partir de combustibles fósiles, la extracción de combustibles fósiles y la producción de alimentos de origen animal para 2030.

 Sin embargo, nuevas oportunidades de empleo compensarán con creces dicha pérdida, mediante la creación de 22,5 millones de puestos de trabajo en los sectores de la agricultura, la producción de alimentos de origen vegetal, las energías renovables, la silvicultura, la construcción y la manufactura.

La creación y destrucción de puestos de trabajo en el sector energético es modesta en relación con el número total de puestos de trabajo en la economía, pero es significativa como proporción del empleo total en dicho sector. La transición supone una pérdida de 60.000 empleos en las centrales eléctricas de combustibles fósiles y una ganancia de 100.000 puestos de trabajo en el sector de energías renovables.