En los últimos años el mundo ha experimentado un cambio radical por el aprovechamiento de las tecnologías de la información y comunicación, como medio de interacción para la vida cotidiana y el trabajo, lo cual se ha acrecentado en el confinamiento por la pandemia.
A pesar de haber resultado beneficioso el uso de herramientas tecnológicas, también se ha detectado el aumento de trabajadores agotados, quienes no logran desconectarse totalmente del trabajo aún concluida su jornada, lo que les detona estrés, y otras condiciones graves, como el síndrome de burnout.
Por ello, el Senador Ricardo Monreal Ávila, presentó en febrero de este año, una propuesta para adicionar a la LFT el derecho de los trabajadores a la desconexión digital, la cual fue aprobada en las Comisiones Unidas del Trabajo y Previsión Social y la de Estudios Legislativos de la Cámara de Senadores, pero continúa pendiente de ser discutida por el pleno.
Este derecho se refiere a la posibilidad de todo trabajador de no estar obligado a participar en comunicaciones electrónicas como mensajería, correos electrónicos o llamadas telefónicas en días y horarios fuera del trabajo.
El derecho a la desconexión digital responde al respeto fundamental de todo trabajador de su jornada de trabajo, su descanso, su vida familiar, su salud y su intimidad.
Hace no mucho, los colaboradores tenían definido a qué hora iniciaba y terminaba su jornada de trabajo, pero el paso a las nuevas tecnologías ha creado que cada vez menos empresas respeten la limitación de esa jornada, afectando en los diversos ámbitos de la vida de las personas, por ello en la propuesta se menciona que debe establecerse un uso razonable de las herramientas digitales.
Ello, porque es común que los colaboradores sigan respondiendo a través de cualquier medio electrónico de comunicación a su patrón fuera de su horario laboral, lo que ocasiona que trabajen más horas de las legalmente pactadas, o incluso durante su periodo vacacional.
Aunque el teletrabajo ha sido la mejor opción para casi todos, también debe tomarse en cuenta sus limitaciones, pues el abuso del uso de las nuevas tecnologías agrava la salud física y mental de los colaboradores, por lo que su uso razonable logrará que los subordinados logren el equilibrio entre el trabajo y la vida.