Hasta 2019, en México alrededor de 3.3 millones de niños de entre 5 y 17 años trabajan, de esta población se estima que 1.75 millones lo hace en ocupaciones no permitidas, es decir, que ponen en riesgo su salud, afectan su desarrollo o bien se llevan a cabo por debajo de la edad mínima permitida para trabajar, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) destacó que en las formas más extremas de trabajo infantil, los niños son sometidos a situaciones de esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y enfermedades y/o abandonados a su suerte en la calle de grandes ciudades (con frecuencia a una edad muy temprana).
Datos del Inegi evidenciaron que los niños mexicanos trabajan en gran medida porque en sus hogares se necesita de su aportación económica o laboral, además de que usan sus ingresos para pagar sus estudios o gastos.
No obstante, más de la mitad no gana ni un salario mínimo e incluso, más del 30% de las niñas no recibe remuneración alguna por ello.
El problema con que los niños trabajen, de acuerdo con Vive más seguro, radica en que:
El trabajo interfiere con el derecho a la educación de niñas y niños, ya que puede derivar en el abandono escolar.
Puede deteriorar la salud de los niños , pues corren el riesgo de no recibir una alimentación adecuada, o sufrir accidentes.
Las largas jornadas laborales limitan el tiempo que tienen para descansar y divertirse.
El trabajo infantil provoca que los niños dejen de recibir afecto, atención y cuidados apropiados.
Afecta el desarrollo psicosocial de los niños, ya que pueden sufrir altos niveles de estrés, agotamiento mental y depresión.
En nuestro país la Ley Federal del Trabajo (LFT) prohíbe en los numerales 175, 176 y 178 el trabajo infantil y obligan a y los inspectores del trabajo a vigilar que se cumplan con las disposiciones que regulan el trabajo infantil y la protección del trabajo adolescente permitido.
Asimismo, en 2000 el gobierno mexicano ratificó el Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación y en 2015 el Convenio 138 de la OIT sobre la edad mínima para trabajar.
A nivel mundial la ONU declaró el 2021 como el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil. Resolución que subraya el compromiso de los Estados Miembros de “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.