Las organizaciones se están enfrentando a retos importantes en su reestructura y desafortunadamente se están viendo obligados a prescindir de los servicios de sus colaboradores.
Ante este escenario, debe recordarse que la obligación de garantizar el trabajo digno y decente implica que las empresas respeten los derechos humanos de sus empleados, como lo es su dignidad. Deber que se extiende al desvincular a sus trabajadores.
De ahí que, Ángel Hernández Murillo, Creador de Contenidos de Great Place to Work® México, comenta que aspectos deben considerar las empresas para dar un trato humano y profesional a los trabajadores que dejarán de prestar sus servicios.
Crisis interna en la organización
La crisis financiera provocada por el COVID está permeando en el trabajo. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la economía informal pasó del 56 % al 59 %.
Pero además, quienes hasta ahora conservan sus empleos también han visto afectado su estatus. A partir del encierro y la “nueva normalidad”, en varios casos sus ingresos se redujeron, mientras sus horas laborales aumentaron y sus tareas del hogar se duplicaron.
Según el Inegi, las ocupaciones de entre 35 y 48 horas por semana aumentaron casi 8 % en comparación con junio de 2020. La desocupación está acentuada en las grandes ciudades, existe más gente que percibe el salario mínimo y que trabaja en pequeños establecimientos. La estrategia parecería centrarse en un objetivo común a las personas y a las organizaciones: ver cómo sobrevivir.
Los analistas mencionan que en el mediano plazo las cosas no se tornarán positivas y, más bien, se espera que la desvinculación de colaboradores continúe en todas las organizaciones, sobre todo en los ramos de servicios, hotelería y restaurantes. El tema no es fácil para nadie, ni para las organizaciones que deban someterse a dieta y adelgazar su estructura, ni mucho menos para los colaboradores, quienes también deberán ajustar “la hebilla de sus cinturones”.
No tiene que ser tan difícil
La desvinculación es un hecho incómodo para ambas partes, sobre todo si es motivada por la necesidad, como último recurso para salvar a una organización del naufragio. Sin embargo, el proceso no tiene por qué ser tan desalentador. Los Mejores Lugares para Trabajar® en México saben que el trato digno a la persona debe estar presente desde su reclutamiento hasta el último día de su permanencia y, si es posible, un poco más.
Los consultores de Great Place to Work® recomiendan que la ruptura sea en realidad el último recurso del cual deba echar mano una administración, porque antes de proceder, se deben medir los riesgos que las decisiones radicales, como esa, puedan generar: perder talento ya formado, prescindir de personal de confianza y generar costos, desembolsos inmediatos que quizá no sean indispensables y que es más probable que se vuelan a invertir.
No obstante, una vez que el área de recursos humanos ha recibido la instrucción, bien pensada y planeada, toca a los líderes comunicar la noticia con el respeto y la seriedad que demanda el caso.
Por eso, lo jefes deben considerar que de acuerdo con estudiosos del tema, perder el empleo es comprable a la pérdida de un ser querido, a alguien de quien se depende, y más si el colaborador entregó años de vida a la misión de una empresa que, por necesidad operativa, una vez más le abre la puerta, pero para decirle adiós.
De ahí que en las páginas 12 y 13 se realicen algunas recomendaciones que puedan considerarse para ese momento tan difícil.
Conclusión
Los Mejores Lugares para Trabajar® saben que sus resultados dependen en mucho de su cultura laboral y, con ella, la buena gestión que de su personal tengan. La desvinculación no la ven como un tema aislado o de poca importancia porque hasta el último momento reconocen que la persona, es quien hace la diferencia en los resultados del negocio.