Si bien en 2019 la salud financiera, referente a toda capacidad de una empresa para cumplir con sus obligaciones de deuda y liquidez, era uno de los objetivos prioritarios, hoy, tras el impacto que ha ocasionado la pandemia en la ciudadanía a nivel mundial el término de salud organizacional cobra más fuerza, toda vez que éste se refiere a las acciones que permiten aumentar la productividad y el rendimiento de los colaboradores con base en estrategias de comunicación afectivas y efectivas.
En ese sentido, es momento de dar ese gran paso y apostar por cambios estructurales para la atención del personal, más allá de capacitarlos en alguna especialización de tareas, se trata de garantizarles mayor certidumbre en materia de higiene y salud en los lugares de trabajo, así como asegurarnos de que tengan las herramientas necesarias para los colaboradores que trabajan desde casa, procurando armonizar su horario laboral con sus actividades personales.
Al respecto, un área de total relevancia para este cambio de enfoque es Recursos Humanos, que, en adelante, deberá procurar el tema de salud, tanto física y mental, al interior de las empresas, posicionándolo como un valor organizacional, ahora, ante la inminente llegada de esquemas híbridos de trabajo.
Por un lado está el colaborador que ha tenido que manejar una serie de variaciones en su entorno laboral, por ejemplo, acondicionar su hogar con un mobiliario idóneo, hasta replantear sus tiempos entre el llamado home schooling de sus hijos y la distribución/ repartición de espacios con otros miembros de la familia para hacer home office.
Por otro lado, está el personal que debe acudir de manera física a las oficinas, o como es el caso del sector de hospitalidad, en el que el servicio al cliente de alguna forma tiene que ser presencial, para ellos es importante trabajar en espacios seguros, con protocolos de higiene establecidos por instancias especializadas en la materia, además de las medidas que las autoridades apliquen.
Es fundamental que las empresas pongan atención en estos aspectos, garantizar las herramientas de trabajo necesarias y darles certeza en cuanto a su seguridad en el área de trabajo.
Bajo este esquema, la posición de los líderes ya sea gerentes o directivos, quienes hasta hace apenas unos años velaban por el correcto desempeño de sus colaboradores, ahora tendrán que hacer un cambio de mentalidad, poniendo énfasis en la atención hacia el personal, a través de una relación más estrecha, cuidando los aspectos de salud de la gente. Sin duda, una labor nada sencilla, ya que posiblemente no estaban preparados para crear un vínculo más fuerte con sus colaboradores y mucho menos para realizar los cambios necesarios en tan corto tiempo.
Por supuesto que esta crisis de salud provocó un desgaste emocional, me atrevo a decirlo, generalizado. Sin embargo, esta situación también trae aprendizajes, uno de ellos es prestar mayor atención a las inquietudes del personal. No se trata de aplicar controles de supervisión estrictos para el trabajo, ya sea a distancia o presencial, sino de crear entornos agradables para obtener los resultados deseados a nivel empresa, sin duda el valor de la confianza se vuelve más relevante que nunca.