En cualquier momento, un colaborador puede tomar la decisión de terminar la relación laboral por voluntad propia, ya sea porque se le presentó una mejor oferta, decidió emprender por su cuenta, o por cualquier otra circunstancia (art. 53, fracc. I, LFT).
La LFT no dispone que el trabajador deba dar cumplimiento a alguna formalidad legal para perfeccionar su renuncia, ni requiere de ratificación o aprobación ante las autoridades del trabajo.
No obstante, es importante señalar que los vínculos laborales, como cualquier otra relación, no tienen porque concluir en los peores términos.
En la actualidad, varios expertos señalan que es necesario que el empleado sea abierto con su empleador para comunicarle su decisión, cuente con un tiempo razonable para terminar pendientes y entregue todos los documentos, las llaves, las claves de acceso y demás asuntos a su cargo, a las personas que ocuparán su puesto.
Lo anterior ayudará a que, en su caso, la compañía no se vea mermada por su salida, pues si la persona ocupaba un puesto clave o es el único que conoce ciertos procedimientos, le dará la oportunidad de buscar su reemplazo o capacitar al alguien más.
Para conocer la otra cara de la moneda; es decir, qué pasa cuando es el patrón quien decide terminar la relación laboral, se recomienda la lectura del tema “Dignidad del trabajador en la desvinculación”, del doctor Jorge Iván Marroquín García, Miembro Investigador del Sistema Internacional de la Investigación Científica, publicado en la edición digital 500 de fecha 15 de diciembre de 2021.
