La Organización Mundial de la Salud (2020), reveló que aunque los adultos necesitan dormir entre siete y ocho horas diarias para conseguir un sueño de buena calidad, al menos el 40% de la población duerme mal, por lo que su vida se ve afectada, especialmente en el trabajo, ya que el problema aumenta la probabilidad de padecer alguna enfermedad física y/o mental.
El sueño es un proceso biológico que permite al organismo sentirse descansando, recuperarse del estrés del día para procesar información nueva y regenera células, en cambio, cuando se padecen trastornos de sueño hay cambios de humor, trastornos del sistema nervioso, endocrinólogo e inmunológico que pueden generar diabetes, obesidad, infartos, ansiedad, depresión, deterioro de la esfera cognitiva, falta de concentración y disminución de la calidad de vida.
Si bien, el insomnio crónico afecta al 8-10% de la población adulta, y el insomnio transitorio a alrededor del 40% de la población, la OMS ha reconocido que existen más de 80 tipos distintos de trastornos del sueño tales como la apnea, que son patrones anormales en la respiración, interrumpiendo el sueño profundo, la narcolepsia, que es somnolencia extrema o trastorno crónico del sueño todo el día y el síndrome de piernas inquietas o enfermedad de Willos-Ekbom.
Al respecto, Irasema González, presidenta de la Asociación Nacional de Bienestar y Desarrollo Organizacional A.C. (ASCEND), “cuando una persona no descansa lo suficiente, su rendimiento laboral se ve directamente afectado”, ya que no puede concentrarse en sus labores, tiene cambios de humor que afectan el clima laboral y “provoca insatisfacción en el puesto”.
La experta señaló que las empresas tienen que tener una estrategia de bienestar integral que procure que los “colaboradores tengan buenos hábitos de dormir, a través de campañas de educación y formación al respecto” para evitar baja productividad y accidentes laborales que se traducen en ausentismos y pérdidas, por ello, compartió algunos consejos para concientizar sobre el tema:
- conocer el estatus de bienestar de los colaboradores con un diagnóstico que permita identificar a las personas que pueden tener baja productividad como consecuencia a trastornos del sueño
- procurar atención médica personalizada a quienes requieran
- promover campañas de educación con consejos profesionales para mejorar los hábitos de sueño
- respetar los horarios y cargas de trabajo para evitar que los empleados lleven trabajo a casa
- evitar el síndrome de Burnout
- integrar programas de relajación durante la jornada de trabajo como mindfulness