De cada 10 empleos, 6.7 pertenecen al sector informal y solo 3.3 al formal, lamentó el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Héctor Castillo Berthier, que agregó, el mercado laboral es muy restringido, especialmente para los jóvenes mexicanos que tienen menores oportunidades de conseguir un trabajo.
De acuerdo con el experto, la crisis económica y los problemas financieros de los últimos 40 años han disminuido las oportunidades de empleo drásticamente, sobre todo para los jóvenes, pero agregó, ese no es el único factor, pues apuntó, la presencia del el crimen organizado también se ha convertido en un problema, ya que se ha encargado de reclutarlos.
Berthier dijo que en principio, el crimen organizado recluta a los jóvenes para monitorear las actividades de otras personas, y posterior a ello cometer algún delito, y por esa vigilancia les pagan hasta $2000 semanales, pero después “los hacen participar en otras actividades delincuenciales”, y de “ahí viene el deterioro social que vemos en muchísimas regiones del país”.
Asimismo, el investigador agregó que aunque históricamente se nos ha dicho que estudiemos para conseguir un mejor empleo, “en la vida cotidiana esto no es tan cierto para los chavos que provienen de familias de escasos recursos”.
Además, dijo que la deserción escolar sigue siendo muy alta en México, lo que significa que muchos jóvenes no tienen una buena preparación académica para que aspiren a una mejor oportunidad laboral, y que a su vez, se convierte en un círculo vicioso de todo lo demás.
Héctor Castillo recordó que hay chicos y chicas que abandonan sus estudios porque se casan o tienen que comenzar a trabajar en lo que sea para ayudar a la familia, pero otros “lo hacen porque ya no creen en el sistema educativo formal. Esto no quiere decir que no quieran seguir estudiando. Quieren hacerlo, pero no las cosas formales que se enseñan en las escuelas de todo el país”.
Si bien, el experto expuso que los factores expuestos llevan a los jóvenes a buscar una salida laboral en la informalidad y terminan por convertirse en repartidores o vendedores ambulantes, hay otros que se vuelven limpiaparabrisas, tragafuegos o payasitos de la calle.
Por lo anterior, el estudioso de la UNAM mencionó que el problema está en los sistemas de empleo, pues dijo, su organización “no funciona en México”, y como los jóvenes necesitan empleo, es obvio que buscarán la forma de conseguirlo sea formal o no, un hecho que puede llevarlos a ser parte del crimen organizado.