En el mundo empresarial actual, el crecimiento es una de las principales prioridades para cualquier compañía que desee mantenerse competitiva.
En primer lugar, el crecimiento les permite a las organizaciones expandir su alcance y aumentar su presencia en el mercado, pues al extenderse geográficamente, pueden acceder a nuevos mercados y clientes potenciales, lo que a su vez aumenta sus ingresos y su base de clientes.
En segundo lugar, pueden adquirir nuevos recursos, habilidades y tecnologías, y con ello mejorar su eficiencia y productividad. Esto les ayuda a mantenerse competitivas en un mercado en constante evolución. Además, coadyuva a diversificar su oferta y reducir su dependencia de un solo producto o servicio, de tal suerte que pueden protegerse de los riesgos y las fluctuaciones del mercado, lo que les permite mantener su rentabilidad a largo plazo.
Tipos de crecimiento
Durante muchos años, ha existido un debate sobre cómo una sociedad puede alcanzar un mejor crecimiento, si de manera orgánica o inorgánica.
El crecimiento orgánico es aquel que se produce internamente, a través de la mejora de los productos o servicios de la empresa, la expansión a nuevos mercados o la introducción de nuevos productos o servicios. Mientra que el inorgánico, se produce externamente, a través de operaciones comerciales que involucran la unión de dos o más empresas para formar una nueva entidad o la adquisición de una existente por parte de otra.
El crecimiento inorgánico; es decir, las fusiones y adquisiciones, se han convertido en una práctica común para muchas empresas que buscan expandirse y aumentar su presencia en el mercado, obteniendo no solo acceso a nuevos mercados y a la introducción de productos o servicios novedosos, sino también a nuevas habilidades, recursos, tecnologías, lo que incrementa su presencia en el mercado y mejora su posición competitiva.
¿Es verdaderamente ventajoso el crecimiento inorgánico?
Una de las principales y más destacadas ventajas de las fusiones y adquisiciones, como se comentó es el acceso a nuevos mercados y clientes. Cuando se adquiere una empresa en un mercado nuevo o en una industria relacionada, la adquiriente puede expandir su alcance geográfico y aumentar su base de clientes potenciales. Más aún, si la adquirida tiene una cartera de productos complementaria, ya que la compañía adquiriente diversifica su oferta y fortalece su posición en el mercado.
Otra ventaja es que se puede mejorar la eficiencia empresarial, al combinar recursos, habilidades y tecnologías, la empresa adquiriente puede optimizar su cadena de suministro, mejorar sus procesos internos y reducir sus costos. Además, la adquisición de una empresa con una cultura empresarial complementaria puede fomentar una mayor colaboración y sinergia entre los empleados, lo que puede conducir a un aumento en la productividad y una mejor toma de decisiones.
No obstante, no todo es color de rosa en el mundo de las fusiones y adquisiciones, también existen algunos desafíos y riesgos asociados con dichas prácticas, los cuales deben considerarse, previo a llevar a cabo una operación de esta índole.
Uno de los mayores desafíos es la integración de las operaciones empresariales. La consolidación de dos empresas puede requerir una gran cantidad de tiempo y recursos para integrar sus sistemas, procesos y personal, lo que puede causar interrupciones en el negocio, reducir la productividad y reducir el ingreso. Además, la gestión de la cultura empresarial y la identificación de sinergias potenciales puede ser un reto para los equipos de liderazgo que en ocasiones no se logra concretar.
Otro riesgo asociado, es la posible pérdida de valor. Si una empresa adquiere a otra que no está en alineada con su estrategia de negocio, no tiene sinergias con su cartera existente o el nuevo propietario no tiene experiencia dirigiendo, las compañías podrían experimentar una disminución del valor de su inversión derivadas de malos manejos e interrupciones en el negocio.
Por último, las fusiones y adquisiciones pueden ser costosas, lo que puede tener un impacto significativo en la situación financiera de la empresa y en su liquidez a corto plazo, lo cual podría acarrear, como consecuencia, cualquiera de los riesgos descritos.
En conclusión, las fusiones y adquisiciones son una estrategia que muchas empresas utilizan para lograr su crecimiento y mejorar su posición en el mercado. Aunque esta práctica puede proporcionar numerosas ventajas, tales como un acceso más rápido a nuevos mercados, productos y recursos, lo que puede acelerar el crecimiento y la rentabilidad a corto plazo, también existen desafíos y riesgos asociados a ellas, como la integración de operaciones empresariales y la posible pérdida de valor.
Por ello, es importante que las sociedades realicen una evaluación cuidadosa de cualquier adquisición potencial y trabajen para minimizar los riesgos y maximizar los beneficios. En última instancia, el éxito de una fusión o adquisición dependerá de la capacidad de la empresa para integrar con éxito las operaciones y aprovechar las sinergias, y al mismo tiempo mantengan la cultura y el enfoque que los llevaron al éxito en primer lugar.
*El autor es licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Ha participado asesorando a entidades reguladas y no reguladas e instituciones financieras en el otorgamiento de financiamientos, constituciones y cancelaciones de garantías, financiamientos transfronterizos, fideicomisos y otros instrumentos financieros. Además ha asesorado a compañías nacionales y extranjeras, fondos de capital privado y fondos especializados en determinados sectores, en la adquisición de empresas y activos en operaciones.
Recientemente representó a Swvl en la adquisición de la plataforma tecnológica de transporte masivo Urbvan y a Sportium en las negociaciones con Northgate Capital para una inversión de crecimiento.