Las brechas entre los trabajadores formales e informales son persistentes, pues según datos de 2022 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), recopilados por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el ingreso promedio de los primeros era de $9,041, mientras que el de los informales era de $5,938, es decir, 21% menor al nivel nacional.
El Instituto refirió que por cada $100 que percibe un trabajador formal, uno informal recibe $66, y para “aumentar la capacidad de atracción y retención de talento en México”, se tienen que mejorar las condiciones laborales del país.
Asimismo, entre el cuarto trimestre de 2018 y el de 2022 se generaron poco más de 4.6 millones de empleos a nivel nacional, lo que equivale a un crecimiento de 8.6%, si bien, al cierre de 2022 se registraron 58.3 millones de personas ocupadas, más de la mitad (32.2 millones) estaban en condiciones vulnerables, porque estaban en la informalidad, es decir, sin vínculo laboral reconocido ante la ley.
El IMCO reconoció que aunque el trabajo formal ha aumentado en el país, “la falta de seguridad social y prestaciones laborales que caracterizan a la informalidad aún afecta a más de la mitad (55.1%) de la población ocupada”, y lejos de recudir la informalidad, cada vez hay más personas que se incorporan cada año.
Aunque se han registrado aumentos salariales, al cierre de 2022 y se registró que hay 14% más mujeres económicamente activas respecto a finales de 2018, la brecha de ingresos por género es de 14.6% menos la de las mujeres que la de los hombres, por ejemplo, por cada $100 que percibe un hombre, una mujer gana $85.
En se sentido, el IMCO sugirió que el incremento al salario mínimo se implemente de forma balanceada, considerando las necesidades de los trabajadores, presiones inflacionarias y el efecto sobre los costos que enfrentan los empleadores, y para mejorar la calidad del empleo en el país:
- reducir la desigualdad salarial entre hombres y mujeres: reformar 13 leyes para eliminar prácticas discriminatorias que perpetúan la desigualdad de ingresos
- reducir la jornada laboral de 48 horas semanales: para facilitar el balance entre vida laboral y personal e incrementar la productividad de los trabajadores
No obstante, el Instituto también reconoció que para legislar y tomar acciones que permitan emplear mejoras, es necesario evaluar el costo de las medidas para los empleadores, quienes finalmente, son quienes asumen todos los costos de los cambios legislativos.
